Extremadura, mi tierra
29 de Diciembre de 2015
Por Vicente Hurtado Guisado
Extremadura, una comunidad con 41.634 kilómetros cuadrados, 383 municipios y 1.100.000 habitantes. La segunda comunidad más pobre de España, y la que más personas han tenido que abandonar, siempre debido a la falta de trabajo.
A punto de acabar el año 2015, los que ya tenemos nuestros años nos acordamos de nuestros padres y hermanos que en los años 70 tuvieron que emigrar fuera de España, o bien, a otras regiones. Hoy, 50 años después hemos visto como nuestros hijos han tenido que coger el mismo camino de emigración por el mismo motivo: la falta de trabajo y medios para poder vivir. Aquí nos mantenemos viviendo como podemos los que en los 70, ni ahora en 2015 queremos abandonarla.
Desde aquellos años 70 ha llovido mucho, murió al que hoy llaman dictador Franco, y entramos en una etapa a la que hemos llamado “Democracia” , una democracia que nos ha traído incluso más deberes y menos derechos que los conseguidos hasta los años 80, una democracia que se ha ido convirtiendo en la región en una verdadera dictadura del PSOE, que se ha ido perpetuando en los cargos , y que a lo largo de los años sólo ha conseguido crear puestos de trabajos para sus familiares, amigos y afiliados al partido, una democracia con la compra del voto bajo el llamado PER, y con la cual, actualmente tenemos 133.000 parados en la región.
Tenemos los salarios más bajos de España, pero nuestros políticos gozan de salarios iguales como si el Salario Base Extremeño fuese paritario al alemán o el francés, para ellos no existe crisis. La crisis es para los pobres, la crisis hace cada vez más ricos a los ricos y más pobres a los que ya lo son.
Hemos evolucionado, los pueblos están más preparados, más jardines, mejores calles y carreteras, algunas autovías, aunque algunas por acabar o empezar como el caso de las conexiones desde Badajoz a Zafra o Cáceres. En cuanto a transporte ferroviario, ¿qué decir? En el año 1.970, un tren Badajoz-Madrid, tardaba 6 horas en hacer el recorrido y hoy tarda exactamente lo mismo, mientras otras regiones se llevan los aves o trenes rápidos, nosotros seguimos con el mata gallinas de siempre.
Hace unos días hemos pasado unas elecciones generales, pero, ¿realmente a los extremeños nos importa el Gobierno que salga de ellas?, creo que no, ya tuvimos gobiernos nacionales de distintos colores y a nosotros no nos supuso nada, estamos en una región olvidada de la mano de Dios y de nuestros políticos, tenemos muchos proyectos que no acaban de cumplir, tenemos pendiente un tren rápido Badajoz –Madrid, con una Plataforma Logística parada porque hay unas florecitas en peligro de extinción, una plataforma parada desde hace años que podía ofrecer a Badajoz 4.000 puestos de trabajo, y un tren rápido que por lo pronto, ha perdido parte del dinero presupuestado por el Estado y ha ido a parar a otras comunidades.
Mientras tanto y volviendo otra vez a un pasado no muy lejano podemos comprobar que esta región recibió cientos de millones de la Unión Europea para:
Dejar el campo sin labrar, reducir cosechas y reducir Ganadería, eso implicó el cierre de las pocas fábricas de transformación que existían en Extremadura, ese dinero fue destinado a garantizar el pago del PER y de la gran cantidad de funcionarios de esta región, que mantenemos por encima de nuestras posibilidades, de esta manera, el Partido Socialista se aseguraba unos votos que le han mantenido en el poder 35 años.
Ahora, después de una etapa de cambio de gobierno vuelve el PSOE, y vuelve a sus ataques de siempre, resulta que el culpable de todo lo que pasa es el PP. La cara que no falte, hay demasiada.
Me gustaría, tanto a mi como a la mayoría de los ciudadanos extremeños, que al igual que hacen otras comunidades pudiesen olvidar sus ideologías y los partidos políticos aprendieran a luchar unidos por nuestra comunidad, aunque creo que eso sería pedir demasiado, ellos tienen sus sillones y sus hijos no tienen que abandonar esta comunidad, ya se encargan los “papis” de colocarlos, sino en política, están las diputaciones repletas de verdaderas sagas familiares desde el abuelo al nieto, desde el alcalde que perdió su cargo hasta el amiguete que prestó sus favores y así nos luce el pelo al resto de los ciudadanos.
Por si fuera poco, la entrada de una clase política nueva y más joven tampoco viene realmente a solucionarnos nada, podían prometer y lo hicieron hasta llegar al poder, una vez llegados se agregaron a las prebendas de los que ya estaban y ahí se acabó todo.
Seguimos con el podemos prometer o prometemos, pero la realidad que esta tierra se está quedando para los mayores que nos vamos acostumbrando a aguantar todas las “bromas” que nos quieran hacer, nos acostumbramos a vivir un matrimonio con 800 euros mensuales de los cuales tenemos que pagar 400 de alquiler y malvivir con el resto, nuestros mayores si quieren comer tienen que dejar sus medicinas, para las dos cosas no llega, las listas de espera de la Seguridad Social se vuelven interminables y dan lugar a muchos fallecimientos sin que les toque llegar a esos análisis, o esas pruebas que antes te hacían en 10 días.
Seguimos con una tasa de paro de las más altas de España, los salarios más bajos, pero seguimos siendo una comunidad callada, no damos problemas a los gobiernos centrales. Nuestros políticos van a Madrid les dan dos cachetitos en la espalda y se vuelven tan contentos con las manos vacías, o bien, con algún impuesto extra para los extremeños.
Extremadura y los extremeños ahora que está próximo el año 2016, tenemos que levantarnos y salir a la calle, aprender a protestar como hacen otras comunidades y si los políticos y gobernantes quieren hacerlo también hay lugar para ellos, si no lo hacen es verdad que realmente están sobrando.
Hay que levantar la voz, el silencio solo significa más de lo mismo, más humillaciones, tenemos que tener una Extremadura unida, o nos pegaremos así otros 40 años.
Por último, recordar al presidente de esta Comunidad, el señor Vara, las promesas electorales que iba a realizar, que en plan chulesco firmó ante notario y prometió dimitir si no las cumplía. El tiempo ha pasado, las promesas no se han cumplido y el señor Vara no ha dimitido, está demasiado cómodo en los sillones.
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