CHANEL se impone a los eurofans feminazis y nacionalistas
30 de Enero de 2022
Digerida, en parte, la resaca originada por el alto nivel de intensidad del Benidorm Fest derivado del resultado final y del sinfín de reacciones que ha provocado y continúa provocando, paso a explicar por qué Chanel es más que digna ganadora.
Dos propuestas venían batiéndose en duelo durante el último mes: una (Tanxugueiras) al amparo del apoyo masivo de Galicia; y la otra (Rigoberta Bandini) que se sumó más tarde gracias al apoyo de varios grupos mediáticos. Hasta hace cuatro días todo indicaba que entre ellas estaría la ganadora.
Pero a la fiesta se sumó a última hora Chanel, quien dejó boquiabiertos a los espectadores con su soberbia actuación en la primera semifinal del pasado miércoles.
Antes del miércoles, los dos bandos de origen se enzarzaban continuamente en las redes sociales más que defendiendo las virtudes de sus candidatas, tirando por tierra las del adversario. Así transcurrieron los hechos hasta que la victoria de Chanel ha conseguido unirlos.
Personalmente y hasta visualizar la propuesta de Chanel yo iba con Tanxugueiras, pues me resultaba una candidatura original, en lengua cooficial, con potencia, ancestral,… un tema que tenía todo para ganar de no haber sido por su puesta en escena.
A mi modo de ver ha sido precisamente esto lo que ha restado a ‘Terra’. Aunque mejoraron en la Final respecto a su actuación de semifinales, el trío de pandereteiras no ha sabido a través de la escenografía mantener el enorme potencial que, a priori, ofrecía Terra.
Muy oscuras en sus vestimentas, con manifiesta desorganización sobre el escenario en la interactuación con los bailarines de muñeira, se esperaba más del hombre del bombo (quizás un bombo gigante) que acompañara los golpes de ritmo que antes emocionaban pero que casi desparecieron en el directo.
Terra es el claro ejemplo de cómo desperdiciar un hermoso y potente tema con una escenografía que no ha estado a la altura a pesar de sus buenas intenciones y de que nos deja originalidad y elegancia.
Con todo, el tema se viralizó rápidamente gracias al apoyo masivo desde Galicia, por merecimiento sí, pero que también y a gran velocidad fue utilizado por eurofans nacionalistas haciendo valer las características diferenciales que, de hecho, han venido vendiendo las propias pandereteiras durante el último mes en sus alegatos y discursos.
En el lado opuesto se situaba ‘Ay mama’ de Rigoberta Bandini, o, ‘Las tetas’ como ya es conocida por el público. Un tema que va de menos a más, que comienza tristón pero que culmina siendo una fiesta.
Es obvio que vocalmente Bandini está años luz de Tanxugueiras, pero es que no todo es voz a la hora de ofrecer un buen espectáculo, de hecho, a mi juicio el resultado final de este tema reivindicativo ni ha conseguido serlo, pues la puesta en escena no deja de ser una fiesta de amigos dando saltos y haciendo el gamba, muy pobre si lo que pretendían era una reivindicación tan digna como cualquier otra.
El problema añadido viene cuando varios grupos mediáticos se suman a la reivindicación de su letra en el derecho de la mujer a mostrar sus tetas, y, con ella, las/los feminazis que no ven más allá del mensaje sin tener en cuenta que Eurovisión es un festival donde hay que trabajar duro para no hacer artísticamente el ridículo como país.
Mi opinión personal es que un festival de música como Eurovisión no es política, de hecho no está permitido en las bases, con la única y premeditada excepción de Jamala, la ganadora en 2016 con un tema sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia (con Crimea como telón de acero) y que sencillamente en ese momento interesaba a la Unión Europea. Dejando de lado el políticamente perverso sistema de votación.
Ambas tenían claro que ganarían, unas agarrándose a los hechos diferenciales que agotan y aburren al resto del país que no es nacionalista, y la otra porque se veía ganadora gracias al apoyo mediático y de los sectores feminazis. Pero no les ha sido suficiente.
Llega Chanel el miércoles, 26 de enero, y ZAS! comienza a trastocar los planes. Consumados ayer tras conocerse la deliberación del archiatacado sistema de puntuación, y, con ello, la unión de los dos bandos que se creían ganadores por derecho.
Tras consumarse la victoria, durante este domingo he venido leyendo la ingente cantidad de comentarios, estupideces, amenazas, bulos, hacia la candidatura de Chanel, y aunque no me asombra -pues estamos más que acostumbrados a ello en este nuestro país- no deja de darme lastima.
‘Señorah y señoreh’, Chanel llegó con su propuesta (que puede gustar más o menos), y de un tema, a priori mediocre, nos ha ofrecido un bombazo de espectáculo de música, baile y voz al unísono, luces, fuerza,… que nunca antes había visto en una artista española.
Y me pregunto ¿qué es más reivindicativo? ¿Una fiera como esta sobre el escenario, un grupo de amiguetes dando saltos queriendo mostrar sus tetas, o un trío de cantantes utilizando una lengua cooficial?
Reconozco que ‘Slo mo’ era una de las 14 candidaturas que menos había escuchado durante el último mes, un tema bailable, sin más, de entre muchos que te encuentras en cualquier playlist, pero con un resultado final envidiable a nivel de espectáculo que es lo que se persigue.
Lo que me hace gracia es que la mayor parte de haters que llevan horas amenazando a Chanel por no ser España un país latino, por moverse así en el escenario, por estar rodeada de hombres en su actuación, por no ofrecer una letra reivindicativa como pueden ser ‘las tetas’, son los mismos que todos los fines de semana están deseando llegar a la discoteca para volver a casa jartitos de perrear con las músicas que llegan desde América Latina, colocándose sus discretos ropajes para ser vistos y posturear al máximo. Que reivindicativo todo, oye!
Señorah y señoreh, las reivindicaciones pueden generarse desde la música, sí, pero nada mejor que las calles para hacerlo.
No me cabe duda que el equipo de Chanel realizará una puesta en escena soberbia, muy digna del gusto musical de nuestro país, en la que trabajará muy duro para que esos ritmos latinos que tanto nos gustan y también llevamos dentro se hagan sentir en Turín.
Enhorabuena desde aquí porque sin nacionalismo y sin tetas también se gana.
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