Declaran la Villa Romana de 'La Cocosa' como Bien de Interés Cultural, pero “necesita mantenimiento”

Con la declaración de la Villa Romana de La Cocosa como Bien de Interés Cultural, la Asociación Amigos de Badajoz ha querido demandar la recuperación del monumento, así como un mantenimiento adecuado.

“Desde que se publicó el día 10 de abril en el BOE el reconocimiento del monumento como Bien de Interés Cultural, tenemos que ampliar la protesta para conseguir que se cuide como tal”, declara a 7Días Manuel Cienfuegos, presidente de la asociación, “hay que adecentarlo, cuidarlo y mantenerlo. Poner en valor el interés histórico que presenta”.

Así lo ha expresado la asociación, manifestando que “la Villa está invadida por una exuberante vegetación que, además de impedir su contemplación, perjudica la conservación del monumento. Entendemos que la Diputacón de Badajoz no ha atendido en los últimos años el mantenimiento de los restos, a pesar de ser un referente peninsular e internacional para el conocimiento de la ocupación y la explotación del campo en época romana”.

El investigador Luis Alonso Rubio, en una entrevista concedida a 7Días, explica que “se trata de un yacimiento agrícola romano que tiene su origen posiblemente en el siglo I después de Cristo, y que perdura hasta la época islámica como lugar de residencia”. Luis Alonso añade que “hay más villas en la zona debido al clima y la riqueza del suelo, lo que permitía una explotación bastante intensiva del terreno. Sin embargo, un aspecto importante de Cocosa es el religioso, pues no en todas las villas encontramos evidencias de la llegada del cristianismo. En ella podemos encontrar elementos muy interesantes, como un baptisterio similar a los que se pueden hallar en Cencelle o en la antigua Yugoslavia”.

“Lo que más me llama la atención en los más de 40 años que llevo estudiando la zona, es lo abandonada que está la Villa de La Cocosa”. Declara el investigador. “No vale con decir que es un monumento visitable. Para que sea visitable de verdad habría que musealizarla y hacerla interpretable. Para ello habría que empezar por limpiarla, pero no de cualquier manera, sino con una supervisión arqueológica. De esta manera se puede hacer incluso una nueva interpretación y, por supuesto, poner en valor el yacimiento.”