Fukushima: La herencia del negocio nuclear
4 de Marzo de 2020
‘Recordar Fukushima: la herencia del negocio nuclear. Cerrar Almaraz y todas las demás’, así comienza el comunicado de Adenex y Ecologistas en Acción Campo Arañuelo que, nuevamente, en recuerdo del 11 de marzo de 2011 y dada la situación actual en Fukushima, quieren trasladar que “las centrales nucleares representar el peor legado contaminante del mundo, de la historia y un riesgo letal para próximas generaciones”.
“¿No es suficiente ya?”, continúan, “¿Qué justificación de empleos puede seguir pregonando una industria subvencionada en gran parte de su ciclo tecnológico? ¿Acaso estamos ignorando que aún queda todo el desmantelamiento (mínimo 15 años más) y gestión de residuos radiactivos (más de 10.000 años)? ¿Pretendemos ignorar que vamos a pagar, con nuestro recibo de la luz, los trabajos de desmantelamiento y protección de los residuos generados por una industria que afirma no haberlos producido?”, preguntan desde estos colectivos.
Para estas agrupaciones el mantener abiertas las centrales nucleares, como la de Almaraz, es prologar el riesgo y aumentar la generación de residuos que, “todos estamos pagando con un coste muy elevado”.
“Lo que es cierto es que estamos asistiendo al declive de la energía nuclear en el mundo”, especifican. De las anunciadas 1.000 centrales a nivel mundial que actualmente deberían estar en funcionamiento, solo 415 centrales siguen abiertas, con una edad media de 30 años y unas pocas (22 en construcción), desde hace décadas iniciadas.
Las mismas, “sufren retrasos de más de diez años, sobrecostes y defectos tecnológicos graves en los nuevos reactores denominados de tercera generación”.
Francia es el único país realmente concernido en su apuesta por lo nuclear y es que, al otro lado de la frontera española, a unos 400 km, hay todavía 20 reactores en marcha.
Los colectivos ecologistas explican que, según un estudio del instituto Maxc Plank, “un accidente nuclear catastrófico como los de Fukushima o Chernóbil puede producirse en algún lugar del mundo una vez cada 10 o 20 años, lo que significa una probabilidad 200 veces superior a las estimaciones realizadas en Estados Unidos en 1990”.
Para Adenex y Ecologistas en Acción Campo Arañuelo es primordial el papel del regulador en España, el Consejo de Seguridad Nuclear. “El CSN debe ser independiente y riguroso, y en la prórroga de siete años más para el caso de Almaraz son fundamentales las exigencias para que la cultura de seguridad sea la requerida con el máximo rigor técnico y científico, incluso si algunas requieren de altas inversiones económicas al respecto”.
Asimismo, desde ambos colectivos convocan a toda persona que quiera el sábado, día 7 de marzo, a plantar un árbol en recuerdo del desastre nuclear (rotonda de los Sauces) con un posterior encuentro en la sala Takta de Navalmoral de la Mata donde se visualizará el documental ‘La fuga radiactiva’ de Eduardo Soto.
A Fondo