¿La Diputación de Cáceres es una floristería?
21 de Diciembre de 2017
Al buscar el teléfono de la Diputación de Cáceres en Internet, uno de los números que sale es el de una floristería.
Si se marca ese número, la persona que coge la llamada, Eugenia Bordallo, propietaria del establecimiento, escucha con atención lo que se le dice y, al concluir la exposición, aconseja que se llame a otro número, porque el que en Internet se atribuye a la Diputación de Cáceres está a su nombre, y no al de la institución provincial cacereña, desde hace 21 años.
Eugenia afirma, con voz de resignación, que ya le ha hecho saber “a ellos” el error existente. “Pero como si nada”.
La floristería de Eugenia Bordallo se llama Amarylis y cada día recibe dos o tres llamadas de personas que quieren hablar con la Diputación de Cáceres. “Es una molestia. Sobre todo para vosotros que llamáis”, dice Eugenia, compadeciéndose de las personas perdidas en el bosque de los teléfonos de la Diputación de Cáceres.
Y LA CENTRALITA, ¿QUÉ?
Y esto, con causar trastornos, no lo es todo. En el mismo sitio de Internet hay otro número de teléfono, que parece ser una centralita, en la que una voz de mujer ofrece una larga lista de extensiones telefónicas para que se llame al departamento con el que se quiere hablar.
En esa larga lista de extensiones telefónicas no se menciona en momento alguno ni al departamento de comunicación de la Diputación, ni al de prensa, ni al de información ni a nada que se le parezca.
La voz de la centralita aconseja esperar si no conoces la extensión correcta, para transferir la llamada de forma manual. Pero esperas, esperas y esperas y la llamada se corta y no te atiende nadie ni se transfiere tu llamada a ningún sitio. Al menos es lo que ocurrió este jueves en torno a las 12 horas.
Cuando escuchas la retahíla de extensiones por tercera vez, te frotas los ojos y como compruebas que no estás soñando y en mitad de una pesadilla, llamas al otro número.
Entonces te sale Eugenia Bordallo que con una voz amable y comprensiva te explica que Amarylis no es la Diputación de Cáceres, es una floristería.
A los buenos propósitos típicos de cada final de año –dejar de fumar, aprender inglés, volver al gimnasio, etcétera- la alta jerarquía de la Diputación cacereña debería añadir estos dos: arreglar conseguir que el número de Eugenia no sea divulgado como un teléfono de la Diputación e incluir, en el largo listado de extensiones que ofrece la centralita, una mención al gabinete, oficina, departamento o lo que sea de relación con los medios informativos.
Noticias relacionadas
Comenta esta noticia
A Fondo