Los secretos de los Jardines de La Galera y el arrabal morisco de Badajoz
6 de Septiembre de 2022
Seguro que a todo pacense le suenan los hermosos Jardines de La Galera. Un poblado espacio ajardinado junto a la muralla defensiva de Badajoz, y en torno a un histórico edificio, del cual hace mención este peculiar vergel. Mucho se especuló en torno al topónimo referido: que fue en honor a un ilustre apellido hidalgo, otros afirmaban que era en relación al edificio que había sido una especie de cárcel para esclavos que eran enviados como remeros a las galeras, etc.
Lo cierto es que, a pesar de las coincidencias en las utilidades del vetusto inmueble, datado con poco acierto en el siglo dieciséis, habiendo sido cárcel de mujeres, escuela, iglesia, almacén de granos, hospicio; poco más sabemos de este enigmático lugar a extramuros de la alcazaba islámica.
Se hace mención de que el entorno ajardinado de La Galera tiene una reciente antigüedad, ya que fueron creados en 1938, cuando se trasladó la Sede del Museo Arqueológico de Badajoz. Aunque bien es cierto que aquel mismo entorno había sido parte de un posterior jardín de época árabe del siglo X.
Se sabe que el acceso de entrada al edificio de La Galera fueron las puertas de mármol del antiguo seminario de San Antón, cuando este fue derribado. Tambien conserva en su interior columnas y capiteles visigodos, y algunas reaprovechadas cual material constructivo de origen romano.
En el interior, una sala de arquería apoyados sobre capitel y pilastras que sostiene bóvedas de cañón, al modo constructivo de sala capitular.
Yo, por mi experiencia en el patrimonio, me atrevería a precisar, aun con falta de evidencia documental, que el edificio de La Galera pudo haber sido (basándome en algunos elementos que haré mención), una antigua mezquita de origen morisco (descendientes de los musulmanes que continuaron habitando en la península ibérica después de la Reconquista).
¿En qué me baso?
En las similitudes de otras mezquitas del mismo periodo, en consonancia con su galería de columnas centrales, que facilitaban el culto del Corán, a un numeroso grupo de fieles, como la situada en el municipio de Almonaster la Real, Huelva. Con toda probabilidad, tras la toma cristiana de Badajoz un 3 de junio de 1230, al cristianizar la mezquita mudéjar a intramuros de la alcazaba, convirtiéndola en la catedral de Santa María, el gueto de moriscos expulsados a la periferia de la ciudad levantaría este otro edificio de culto de La Galera.
-Un signo a posteriori en la intolerante preponderancia conquistadora fue la colocación del escudo emblemático de Badajoz en su fachada, con el león rampante como signo del reino conquistador de León, y las columnas herculanas, símbolo del emperador Carlos V. Según puede apreciarse, y así lo señala el historiador local José Antonio Hinchado, en este primitivo escudo (que se cree el más antiguo de la ciudad), aparecen dos columnas a ambos lados del león, y no una sola, como acostumbramos a ver en la iconografía emblemática de este blasón.
Estratégicamente y como signo de autoridad, el escudo fue colocado en aquellos enclaves musulmanes, como en la fachada del palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, y en este otro enclave de Badajoz, entre otros.
Se dice que fue Marliani quien propuso al emperador, en su época de florecimiento de la cultura clásica y renacimiento, añadir a la tradicional composición armera de los reyes de Castilla y Aragón un nuevo elemento heráldico tomado de la más tradicional mitología: las columnas de Hércules rodeadas, igual que su divisa personal, de una cartela de gules.
Ambas, como vemos con dificultad en el escudo de La Galera, donde representaban en la diferencia de sus capiteles, que simbolizaba el reinado del emperador Carlos primero de España y quinto de Alemania, incluidas en la bandera nacional.
Pero he aquí la razón inicial que abordaba en cuanto al topónimo del lugar. El origen del nombre de La Galera hace referencia a la villa granadina de “Galera”, que marcó en el calendario una imborrable efemérides el 2 de junio de 1570. Tras resistir tres meses de asedio continuo, sometido por el marqués y Austria, Galera es asaltada el día 7 de febrero de 1570 por los 12.000 soldados que había acumulado don Juan.
Ocurrió “La sublevación del pueblo morisco en Las Alpujarras”, donde cuentan las crónicas que esta cultura, sintiendo la opresión cristiana de Huéscar, a las órdenes de su expulsión hicieron frente con piedras; donde se prolongó la resistencia de aquel pueblo, donde todos a una -hombres, mujeres, ancianos y niños- organizaron el estratégico ataque. Se dice que hubo mujeres que acabaron con la precisión de sus piedras con incluso siete caballeros.
El dolor por la masacre de aquella rebelión fue recordada en la historia y he aquí por qué en nuestra ciudad existió un enclave morisco en el barrio de “El Campillo”, antiguo arrabal llamado “La Galera”, en recuerdo a aquella épica hazaña del pueblo morisco en Granada, y tratando de traerse al nuevo destino pacense. Después, pasaría a llamarse barrio de Santa Catalina “La Vieja” -en referencia a un antiguo hospital- y barrio de San Salvador (ambas de época cristiana).
La intención del monarca Juan de Austria era deportar a los enemigos de la corona a otras regiones, y desmembrar esa confluencia de poder del pueblo morisco en Granada. Se calcula que unos 80.000 moriscos fueron deportados el 1 de noviembre de 1570 hacia otros lugares castellanos, sobre todo las dos castillas, Andalucía occidental y Extremadura. El rey mandó encerrar a todo morisco que se quedara en cuatro iglesias con la intención de enviarlos fuera del reino.
Los llamados “moriscos granadinos” llegaron a Extremadura en contingentes de 1.500 personas escoltadas por unos 200 soldados, y a los que seguían los carros con las pertenencias de los expulsados. De los 7.000 que estaban destinados a la ciudad califal de Córdoba, acabaron repartidos en distintos pueblos extremeños. Muchos de los moriscos recién afincados en Llerena y su entorno, tuvieron que marchar al tiempo a la capital pacense, por las persecuciones y enjuiciamientos del tribunal Inquisidor de Llerena y su Priorato. Los moriscos granadinos se instalan en las morerías (barrios), ya existentes de los definidos “moriscos viejos” (que eran los que ya vivían en la ciudad de Badajoz).
Se sabe que dichos arrabales solían confluir en torno a algún edificio de culto, y este de Badajoz no iba a ser menos. El edificio de la Galera que ejerció como mezquita mudéjar (que significa: “aquél a quien se ha permitido quedarse”). Existió durante los siglos VIII a inicios del XVII una concordia entre cristianos, mudéjares y sefardíes en la ciudad de Badajoz, habiendo tenido esta, varios episcopados mozárabes en su diócesis.
La comunidad mudéjar estaba formada en su mayoría por campesinos y artesanos (de ahí la proximidad al existente zoco en la actual Plaza Alta de Badajoz).
El obispo de Badajoz (1578-1601) Don Diego Gómez de Lamadrid, en instrucciones publicadas del sínodo de 1583 para administrar a los moriscos llegados de Granada, detalla: “… A ninguno de ellos daréis el S.mo S.to, que en el reino de Granada no se les daba generalmente, ni se les da en el de Aragón y Valencia hasta que por Nos otra cosa se mande”. En caso de que “mostraren buena cristiandad y devoción … de los tales, nos daréis aviso y relación con vuestro parecer para proveer si se les dará el Santísimo Sacramento o lo que convenga…”
Sobre la torre albarrana y almohade de “Espantaperros”, en su campanario notoriamente mudéjar, dicen que su antigua campana fundida en 1567, y actualmente repuesta por una nueva, se refuerza aún más ese pasado del vetusto edificio de culto del que fuera barrio morisco de Badajoz, que, a día de hoy, se juega su sueño eterno tras los inminentes proyectos previstos de construcción.
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