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Nacional

¡Ojalá que no nos toque la china!

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31 de Marzo de 2018

¡Ojalá que no nos toque la china!

Se llama Tiangong-1 y es una nave espacial tan grande como un autobús. Tiene dos módulos, con forma de cilindro, mide unos 10 metros de largo y pesa 8.500 kilogramos. China la puso en órbita en 2011, a unos 400 kilómetros sobre la superficie terrestre y está fuera de control desde 2016. Según los chinos, el jueves 29 de este mes de marzo, el vehículo estaba a 196 kilómetros de distancia de la Tierra, seis kilómetros menos que el día anterior.

Cada día, la nave da numerosas vueltas al planeta, a más de 20.000 kilómetros por hora, y está cayendo a una velocidad considerable. Está a punto de estrellarse. Poco o nada puede hacerse por evitarlo, salvo confiar en que no nos toque la china.

¿QUÉ POSIBILIDADES HAY DE QUE CAIGA SOBRE UNA PERSONA?

Los expertos aseguran que muy pocas. Hay más posibilidades de que a esa persona le caigan dos rayos en un mismo año y bastantes más de que le toque el premio gordo de la lotería. Según la Agencia Espacial Europea, la probabilidad de ser golpeado por la nave es 10 millones de veces menor a la de que te alcance un rayo en todo un año. La probabilidad de que a una persona le caiga un trozo de la nave es de una entre un billón, según Aerospace Corporation. La probabilidad de ganar el Gordo con un décimo es de una entre 100.000 posibilidades. Claro que esto tiene más de estimación que de cálculo matemático exacto. Entre otras cosas, porque no se sabe en cuantos pedazos se romperá el artefacto, ni cuantos llegarán a la superficie de la Tierra. Tampoco, si caerán sobre una zona densamente poblada o en un lugar desierto.

¿QUÉ HA PASADO OTRAS VECES?

Hasta ahora, nada o muy poco, poquísimo. Son muchos los trozos de basura espacial que se han estrellado sobre la Tierra y, hasta ahora, no se ha dado a conocer la existencia de tragedia alguna. Claro que el caso de esta nave china es especial, porque está fuera de control desde 2016 y no se la puede dirigir para que se estrelle en un lugar donde no cause daños para las personas.

No obstante, a pesar de sus 8.500 kilogramos de peso, es muy pequeña si se la compara con otros artefactos espaciales que ya han caído a la Tierra. El laboratorio espacial Skylab de la NASA y de 74 toneladas, cayó de modo semicontrolado en Australia en 1979. Y la estación espacial rusa MIR, de 130 toneladas métricas de peso, cayó en el océano en 2001, de forma controlada.

¿Y QUIÉN PAGARÁ SI CAUSA DAÑOS?

China. Está muy claro. La nave es propiedad del Estado chino. Y lo seguirá siendo aunque caiga en una propiedad privada. Así que China no sólo tendrá que pagar, sino que además, el que rompe paga y se lleva los tiestos a casa, deberá hacerse cargo de la recogida de los restos. Pero, eso sí, no indemnizará directamente a la persona o personas perjudicadas. El pago debe hacerse entre estados y puede demorarse bastante.

¿DÓNDE CAERÁ?

No se sabe. Depende de muchos factores. Del momento, la hora en que entre en la atmosfera terrestre; del grado de inclinación con que lo haga y de la orientación en la que esté; de la parte con la que toque la cobertura atmosférica; de los pedazos en los que se rompa; del grado de combustión que sufra. Está construida con materiales muy ligeros y no es muy grande, así que podría desintegrarse completamente y no llegar hasta la superficie de la Tierra, o hacerlo en unos pocos pedazos diminutos. El Gobierno chino asegura que la fricción con la atmósfera calcinará y destruirá completamente la nave, por lo que su caída no conlleva peligro para la población.

Además, como la mayor parte de la superficie del planeta es agua, existen muchas posibilidades de que los restos de la nave caigan en el mar. No obstante, los expertos ha acotado una zona de impacto amplísima; una franja en la que se incluyen toda África, casi la totalidad de Suramérica, Australia, buena parte de Asia y el sur de Europa, con Extremadura, el resto de España, Portugal, Italia y Grecia. Pero, como la nave no puede ser controlada, la rueda del infortunio está girando y así seguirá hasta que la nave entre en la atmósfera, por lo que las probabilidades de que caiga en un continente u otro, en este o aquel país, a un lado u otro de La Raya van cambiando.

¿CUÁNDO CAERÁ?

Pues ni siquiera en este aspecto puede darse un dato preciso. Se supone que la nave china volverá al planeta de modo inminente. La Agencia Espacial Europea pronostica que la reentrada en la atmósfera se producirá entre la mañana del día 31 de marzo y la tarde del día 1 de abril. La empresa de ingeniería china encargada del programa Tiangong amplía el cálculo de la fecha del regreso de la nave hasta el miércoles 4 de abril.

¿HAY MATERIALES PELIGROSOS EN LA NAVE?

Sí. A los daños que puede causar el impacto directo de los materiales con los que está construida la nave, hay que sumarle la presencia en la misma de compuestos tóxicos. El más peligroso de todos ellos es la hidracina, un producto químico que es extremadamente peligroso para los seres humanos.

Se trata de un líquido incoloro y oleoso, con un olor similar al del amoníaco, que libera vapores tóxicos y corrosivos, que causan daños tanto por contacto, como por inhalación o ingestión. Es muy inflamable e, incluso, autoinflamable.

Genera una llama que apenas se ve, lo que la hace más peligrosa pues desprende vapores muy peligrosos sin que se note. La hidracina, también llamada hidrazina, se utiliza como carburante en las naves espaciales y en la aviación.

¿QUÉ HACER SI SE ENCUENTRA UN TROZO DE LA NAVE CHINA?

Alejarse y alertar a las autoridades, ya que incluso los vapores que desprenden los restos de una nave como la china pueden poner en riesgo la vida de los seres humanos.

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