OPINIÓN: El Bicho se come a Simeone
13 de Marzo de 2019
Cristiano Ronaldo, El Bicho, ha salido de la madriguera y se ha comido al Atlético de Madrid. Él solito ha despedazado a un Atlético mansito, sin garra. CR7 ha pasado por encima de Oblak, considerado el mejor portero del mundo; por encima del definido como mejor entramado defensivo de Europa; muy por encima del ‘príncipe’ Griezmann que, dijeron, comía en la misma mesa que Messi y CR7 y CR7 se ha comido al presunto comensal, y también por encima de Morata, que tiene clase pero la usa según qué días.
El nuevo ‘truco de sombrero’, que eso parece significar en ingles la manoseada expresión hat-trick, un collar de goles, ratifica a Cristiano como el mayor goleador de la Liga de Campeones. Cuenta que él sólo lleva más goles que todo el Atlético de Madrid junto. Demuestra, además, que todavía le queda mucho carrete frente a la portería contraria. Porque a pesar de la edad y marque o no marque, continúa echándose el equipo a la espalda y asustando a los rivales. Desde luego, a bemoles no le gana ni Simeone, un técnico que suele gestionar muy bien la inferioridad de su equipo y muy mal la superioridad. Y llegar al partido de vuelta con un 2 a 0 es tener superioridad, aunque enfrente esté Ronaldo.
Después de esté nuevo batacazo atlético, sólo superado por el del Real Madrid bajo las botas del Ajax, quizás vuelva a decirse que el fútbol le debe una Liga de Campeones a los colchoneros, pero la realidad dista mucho de darle fondo de veracidad a ese engaño. Si el fútbol le debe algo a alguien es a Messi, a Cristiano, a Buffon, a Cruyff, a Beckenbauer, a Gento, a Di Stéfano, a Puskás, a Paolo Maldini, a Ronaldo Luís Nazário de Lima, a Pelé, a Yashin, La Araña Negra, a Garrincha…
El Atlético ha llegado en tres ocasiones a la final de la Copa de Europa-Liga de Campeones y, por errores propios y aciertos ajenos, ninguna de las tres veces ha salido con el trofeo en las manos. Casi lo tocó, pero entre casi tocarlo y no llevárselo a casa hay un mundo y un metro de vitrina o más.
El envite de este martes en Turín no era sencillo. Enfrente no estaba la Juventus, estaba Cristiano Ronaldo al frente de la Juventus y basta con ver el ímpetu del portugués para convencerse de que el fútbol es fútbol, que dijo Boškov. Todo lo demás son excusas de mal perdedor.
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