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OPINIÓN: ¿Por qué Extremadura no deja de perder población?

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24 de Mayo de 2018

OPINIÓN: ¿Por qué Extremadura no deja de perder población?

Desde hace bastantes meses, viene a ser el pan de cada día cualquier ápice de noticia sobre una realidad bastante lamentable: una masiva sangría poblacional (considerablemente de jóvenes) a nivel regional.

Uno podría creer que esto solo afecta a pueblos pequeños, independientemente de la cercanía con respecto a algún núcleo urbano mayor. Pero hace unos días, si ya el domingo suele causarle a algunos cierta sensación de depresión y tristeza a lo largo del día, a pesar de ser jornada de descanso, nos levantamos con una noticia nada agradable.

Según advertía el Club Senior de Extremadura, las capitales tanto autonómica (Mérida) como provinciales (Badajoz y Cáceres) han perdido 5.000 habitantes entre 2013 y 2016 (sí, las localidades con más servicios). Núcleos como el dombenitense, el oliventino, el moralo o el placentino también, pero según apuntan, con menor intensidad.

De hecho, alrededor de 200 jóvenes abandonan mensualmente la región, ya sea para buscar alguna oportunidad en Madrid (ciudad que gana más empresas e inmigrantes interregionales) o emigrar al extranjero a países como Alemania, Irlanda, Reino Unido y Suiza. Por cierto, la edad media de los extremeños ha subido a los 43,8 años.

Uno puede atribuir esta despoblación de una región que también sufre el invierno demográfico en términos de caída natalista y conversión en un geriátrico político-geográfico a muchas causas: (infraestructuras, financiación autonómica, etc.) pero existe una única y determinante causa de esto.

La elevada tasa de desempleo, el nivel de los salarios en relación a otras regiones y el poder adquisitivo, que dan lugar a ello, han sido la causa de cierto tipo de políticas económicas: la socialdemocracia keynesiana. Extremadura lleva décadas de socialismo socialdemócrata, sin ninguna legislatura de excepción en la materia.

Es más, podríamos decir que estamos convirtiéndonos en la ciudad estadounidense de Detroit, del Estado de Michigan. La bancarrota, el endeudamiento masivo (de los más altos en el país a nivel municipal), el despilfarro y la abundancia de regulaciones han propiciado una caída poblacional de más de 750.000 habitantes.

Mientras tanto, territorios como Texas, una de las zonas norteamericanas con mayor poder adquisitivo ha ganado más de 1 millón de habitantes nacionales en los últimos 10 años. La clave es una constante liberalización de su economía: presupuestos muy austeros, rebajas fiscales y flexibilización del mercado laboral principalmente.

No obstante, las ocurrencias del gabinete socialista que nos gobierna no son otras que seguir innovando en estatismo, seguir despilfarrando, mantener la elevada presión fiscal, denigrar la promoción de la natalidad y creer que la vuelta a casa no solo por Navidad, va a lograrse con absurdas limosnas (subvenciones).

Dicho esto, tanto la Junta de Extremadura como la también estatista oposición parlamentaria deberían de llegar a asumir que el socialismo ha fracasado, dando igual quién y cómo se vaya a aplicar. Hace falta una gran reforma política y estructural para cambiar esa tendencia de sangría poblacional.

Se deben cerrar empresas públicas, rebajar drásticamente los impuestos, eliminar burdas regulaciones a empresarios (ecologistas y proteccionistas, entre otras) y aprobar presupuestos muchísimo más austeros. Los políticos sobran; el futuro de la región depende de la prosperidad que puedan crear los emprendedores.

Dicho esto y para concluir, la despoblación, igual que el masivo desempleo y la caída de la natalidad, guarda cierta relación con el socialismo. El Estado hace más mal que bien a las familias y a la sociedad civil. Decir intervencionismo es decir miseria y perjuicio.

POR: Ángel Manuel García Carmona (El Club de los Viernes).

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