7 mitos sobre la comida de las mascotas: ¿comer azúcar provoca ceguera? #NoCuela
Hoy en día a las mascotas se les alimenta siguiendo las pautas que marca el veterinario y comen un alimento completo para cubrir sus necesidades. Pero siguen circulando algunas creencias populares sobre la alimentación de perros y gatos que están equivocadas, tal y como explica la Organización de Consumidores y Usuarios.
1. Comer dulces o azúcar provoca ceguera
Es una idea muy extendida, que no se corresponde con la realidad. Si un perro es diabético, es decir, si ya tiene un problema grave con la producción de insulina que le impide metabolizar los azúcares, una ingesta extra de azúcar aumentará el nivel de glucosa en sangre y facilitará la formación de cataratas y, con ello, la pérdida de la visión. Pero si el perro no es diabético, el azúcar no tendrá este efecto.
De todas formas, aunque a los animales les gustan los dulces, debe limitarse la ingesta porque los azúcares tienen su lado negativo:
- Aportan una cantidad excesiva de glucosa de forma muy brusca y durante un periodo de tiempo breve;
- modifican el apetito, facilitan la aparición de diarreas y la alteración de la flora intestinal;
- contribuyen a que el animal aumente de peso.
2. La comida humana no es para perros
La comida humana no es ni buena ni mala para los perros. Se les puede dar, pero cuidando que no haya desequilibrios para que el perro no tenga problemas nutricionales. Por ejemplo, una dieta a base de carne de pollo y arroz hervido, zanahorias y guisantes podrá ser apetecible y equilibrada. Pero si se le da exclusivamente pollo, seguro que será una dieta muy desequilibrada e incompleta, que no cubre las necesidades nutricionales del animal.
Los perros no siempre son capaces de dosificar las cantidades ingeridas, y la comida humana es muy sabrosa, ya que contiene grasas, azúcares y sal. Así que, si le das a tu perro comida para personas, ten cuidado de:
- Elegir productos de origen proteico: ternera, pollo o cordero (sin hueso), pescado, queso fresco, yogur o cuajada.
- Poner cantidades pequeñas, asegurándote de que no represente más del 5 al 7% de la ración diaria y restando esa cantidad de la dieta normal que toma tu perro.
- Mezclarla con su comida habitual, en el recipiente adecuado.
- Evitar los alimentos que pueden ser dañinos para los animales: cebollas, ajo, pasas, uvas, chocolate, algunos frutos secos y los alimentos endulzados con xilitol.
3. Los snacks son un mal hábito
Hay muchos tipos de snacks. Algunos se utilizan como premios: lo ideal sería que reservaras estas meriendas para premiar a tu perro o gato cuando hace algo bien, pues el animal asocia el esfuerzo a la recompensa.
Otros snacks tienen un uso funcional. La lista es larga y variada: para limpieza dental, mejora de la digestión, reducción de flatulencias, suplementos nutricionales para la piel y el cabello, entre otros.
En resumen, puedes dar snacks a tu perro, siempre y cuando:
- Compruebes en el etiquetado si son adecuados al tamaño de tu perro: algunos snacks son en porciones muy pequeñas, del tamaño de un guisante o una avellana, mientras que otros son barritas más grandes.
- Te asegures de que son aptos para tu perro: algunos productos son esencialmente cereales, otros tienen más grasa y hay otros que son materias primas poco elaboradas (cocidos y prensados, ahumados, pieles secas, etc.): es importante seguir las indicaciones de uso y comprobar si la recomendación es de una dosis diaria o semanal.
- El día que le des un snack, retirarla cantidad proporcional de pienso para mantener una dieta adecuada.
4. Los perros deben tomar carne o alimentos crudos
Las dietas llamadas BARF (Biologically Apropriate Raw Food o Bones and Raw Food), o en castellano ACBA (Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada), pretenden ser más naturales para el perro. Pero lo cierto es que los perros conviven con los humanos desde hace siglos y, además de alimentos crudos, comen también alimentos cocinados y sobras.
Los alimentos crudos a base de carnes y algunas verduras y patatas o cereales tienen ciertos riesgos. Por un lado, son más susceptibles a la contaminación microbiana, sobre todo si se prepara en casa. Y por otro lado, pueden transmitirse al animal parásitos y bacterias, como salmonela y listeriosis.
Los alimentos crudos que se compran ya preparados ofrecen algunas garantías de seguridad: están formulados para proporcionar el equilibrio nutricional que las mascotas necesitan en su dieta diaria, la etiqueta contiene instrucciones precisas sobre cómo alimentar al animal y son productos sujetos a la legislación para garantizar la seguridad, lo cual minimiza el riesgo de contaminación alimentaria, tanto para el animal como para los miembros del hogar.
Si preparas comida cruda en casa, es importante que, al igual que con toda comida casera, te asegures de que el animal obtiene todas las vitaminas y minerales esenciales en proporciones correctas. No está de más que busques el consejo de un veterinario. Importante:
- Compra carne que esté en buenas condiciones.
- Lávate las manos con agua caliente y jabón después de manipular la carne.
- Lava todas las superficies que hayan estado en contacto con carne cruda.
- Lava los comederos y todos los utensilios después de cada uso utilizando agua caliente y detergente, y sécalos bien antes del siguiente uso.
- Almacena en la nevera los recipientes tapados para limitar cualquier riesgo de contaminación cruzada, y para evitar equivocaciones, colócalos al fondo.
5. La leche es un buen alimento para los gatos
¿Tienes la imagen bucólica de un pobre gato callejero al que una anciana le socorre con un plato de leche? Es una escena muy entrañable… pero fatal para el gato: los gatos no deben beber leche de vaca. Y los perros tampoco. La leche es un alimento que los animales de compañía no digieren bien, ya que no producen lactasa, la enzima que procesa la lactosa de la leche. Sí producen lactosa de bebés, cuando maman de su madre, pero de adultos ya no. Darles de vez en cuando un poco de leche sin lactosa no les hará daño, pero sí lo hara tomar leche "normal": eso de que es buena para ellos, #Nocuela.
6. Los gatos pueden comer comida para perro
Hay una razón por la que los fabricantes de alimentos para mascotas elaboran de forma diferenciada comida para perros y comida para gatos y es que las preferencias y necesidades nutricionales de ambos animales son diferentes.
Los gatos deben tomar comida para gatos, que sea completa y equilibrada para cubrir sus necesidades nutricionales específicas y tengan una vida sana. Los gatos, más que los perros, necesitan obtener sustancias como la taurina, vitaminas y ciertos ácidos grasos a través de su dieta.
Si por alguna razón tienes que dar a tu gato comida para perros, puedes hacerlo, no le hará daño. Pero si se prolonga durante unos días, el gato podría desarrollar problemas metabólicos debido a una deficiencia de ciertos nutrientes. Para salir del paso, al pienso de perro podrías añadir una cucharada de atún en lata, o un trozo de sardina en aceite o con tomate, o un poco de carne de pollo cocido.
7. Los piensos más caros son mejores
En comida preparada para perros y gatos, los precios varían mucho y no es cierto que el pienso más caro sea mejor. Tras el análisis en el laboratorio de casi 50 comidas de gato en las variedades de comida seca, húmeda y para gatos esterilizados, obtenemos unos cuantos productos con buena relación calidad/precio.
Para que te hagas una idea, la diferencia de precio entre utilizar la Compra Maestra más barata y el producto más caro de los piensos secos para gatos es de... ¡casi 300 euros al año! Así que en este caso, lo de que más caro es mejor #Nocuela.