Arte e historia entre los monumentos ocultos de Extremadura
"El convento Franciscano de Santa María de Jesús se encuentra al final de la conocida como “Ruta de los Castaños” en Salvatierra de los Barros, muy grata para hacerla a pie atravesando la dehesa franqueada por estos árboles. Si por el contrario llegas en coche, lo más sensato es parar y terminar la ruta andando, ya que el camino no es fácilmente transitable para los vehículos.
El edificio data de 1506, cuando los franciscanos se trasladaron a este lugar, y su fundación fue promovida por Hernán Gómez de Solís y su esposa Doña Beatriz Manuel de Figueroa, señores del castillo y de las tierras donde se enclava el convento. A mediados del siglo XVII el edificio fue reformado en profundidad. Desgraciadamente en 1819, el convento fue incendiado y más tarde la desamortización empujó a los franciscanos a cerrar el convento y reubicarse.
El lugar es sin duda imponente y, aunque es un ejercicio bastante complicado ubicar las distintas estancias del edificio, el entorno le otorga un carácter único. Del conjunto, típica construcción franciscana, presumimos que las celdas de los hermanos se encontrarían en la planta superior, mientras que el resto de estancias, tales como el refectorio, los almacenes y las zonas administrativas, se encontrarían en la planta inferior.
Levantado en mampostería y ladrillo en su totalidad, el edificio se completaba con el claustro, del que aún pueden observarse detalles de su construcción tales como el arranque de las bóvedas, y una iglesia anexa.
Cabe destacar algún elemento como algún resto de los esgrafiados originales, contrafuertes y sobre todo la espadaña de fabricación pétrea.
El edificio no está en absoluto consolidado, por lo que la amenaza de derrumbe de sus muros es inevitable si no se interviene con prontitud. Otro claro ejemplo del patrimonio olvidado de Extremadura. No dudes en visitarlo y respetar el edificio y su increíble entorno".
FUENTE: Arte en Ruinas