24 Noviembre 2024
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Astenia Primaveral: síntomas y tratamiento

Astenia Primaveral: síntomas y tratamiento

 

La primavera viene acompañada de buen tiempo y aumento de las temperaturas; los días son más largos y hay más horas de luz, y con ello se cambian los horarios y hábitos diarios. A su vez, comienzan los síntomas de la alteración conocida como ‘Astenia Primaveral’. No se trata de un trastorno como tal, y su duración se extiende unas dos semanas. 

 

La palabra asthenia procede del griego, y significa “falta de fuerza”; desde el Hospital Nuestra Señora del Rosario, definen esta alteración como “una sensación pasajera de cansancio, tanto físico como intelectual, que se inicia normalmente en las primeras semanas de la primavera y sin que encontremos una causa orgánica que lo justifique”.

 

De igual modo, indican que las casusas son muy variadas y se achaca la astenia a cambios en los biorritmos, alteraciones hormonales, oscilaciones en la presión atmosférica y en la humedad ambiental, etc. 

 

SÍNTOMAS 

 

El conjunto de síntomas que presenta además del cansancio, suponen distintas alteraciones del estado físico general, con sensación de cansancio y apatía. 

 
  • Dolor muscular y articular, y cambios de humor o tristeza sin causa.
  • Dificultad para concentrarse o trastornos de memoria se presentan de manera habitual. 
  • Alteraciones del sueño que pueden ir desde el insomnio, hasta la somnolencia diurna.
  • Cefaleas, alta de deseo sexual, o irritabilidad. 

 

RECOMENDACIONES  

 

Una vez descartadas otras causas patológicas o fisiológicas con síntomas similares como pueden ser anemia, hipotiroidismo o depresión, desde el Hospital Virgen del Rosario recomiendan medidas ‘higiénico-dietéticas y conductuales’ como son:  

 

  • Tener especial cuidado con el tratamiento del sueño, estableciendo unos horarios fijos y un descanso mínimo de 7 horas diarias. 
  • Practicar ejercicio físico moderado y, principalmente, al aire libre 
  • Evitar hábitos tóxicos como alcohol, tabaco, sustancias excitantes, somníferos, etc. 
  • Seguir una dieta sana y equilibrada. Aumentar el consumo de vegetales frescos de estación, limitar las carnes rojas a 2 veces por semana y eliminar los alimentos procesados en su práctica totalidad. 
  • Asegurar una ingesta óptima de agua (unos 2 litros diarios). 
  • Recurrir en ocasiones a suplementos vitamínicos (preferiblemente bajo recomendación médica) o naturales (jalea real, ginseng, guaraná, etc.).