Conoce al extremeño Agustín Luengo, el segundo español más alto de todos los tiempos
Agustín Luengo Capilla, más conocido como El Gigante Extremeño o El Gigante de la Puebla, nació en la calle Colón en la localidad de Puebla de Alcocer (Badajoz) en 1849 y es hasta el momento el segundo español más alto de todos los tiempos.
Los documentos narran que se crió en una familia muy humilde. Desde su infancia fue un niño muy enfermizo y a la edad de 12 años pasaría a formar parte de un circo donde exhibía su gran cuerpo y sus grandes manos de 40 centímetros de largo. Se dice que llegó a alcanzar los 2,35 metros.
Allí comentan que lo conoció el rey Alfonso XII, quien le regaló un par de botas equivalentes al número 52. Comenzó a hacerse famoso y su madre vio en ello una posibilidad para intentar remediar su enfermedad, aunque de poco serviría.
Pedro González de Velasco, antropólogo y médico de alta reputación que dirigía entonces la construcción del Museo Antropológico de Madrid, se enteró de su existencia y contactó con él para ofrecerle dinero a cambio de que su familia cediera su cuerpo una vez que muriera. De este modo, aceptaron el trato y Agustín y los suyos pudieron subsistir durante la corta vida que le quedaba al joven.
El 31 de diciembre de 1875, a los 26 años de edad, fallecía el Gigante Extremeño a causa de la tuberculosis que padecía, por lo que Pedro González se hizo con su cuerpo como habían acordado para después exponerlo en el citado céntrico museo de Madrid.
En la actualidad, su localidad natal tiene abierto otro museo donde además se puede disfrutar de los grandes carteles (de casi 4 metros) que servían de soporte publicitario al circo donde pasó parte de su vida el Gigante Extremeño, ver una réplica del bastón que utilizó Agustín -de 125 centímetros de altura-, contemplar el par de botines que le regaló el rey, además de numerosos objetos y noticias relacionadas con la vida del Gigante.
El 'Museo del Gigante Extremeño' se encuentra en las dependencias de la Casa de la Cultura de Puebla de Alcocer, en la calle Fray Juan de la Puebla, y cuenta con tres salas, dos de exposición y otra audiovisual.
Los visitantes lo califican como "un lugar único", en el que además hay expuesta una reconstrucción de su vaciado, hecho a partir del modelo que se conserva en el Museo Nacional de Antropología y reconstruido digitalmente a partir de fotografías antiguas.
