Halloween: fiestas sin problemas
Ante la proximidad de la fiesta de Halloween y la generalización de fiestas organizadas en todo tipo de establecimientos, recuerdan la necesidad de tener en cuenta algunas precauciones:
• Todos los datos de la fiesta deben constar en la publicidad, con el fin de lograr una mayor seguridad en las fiestas, y si no exigirlo en la entrada, para cerciorarnos de que cumple con las condiciones de seguridad y conocer las condiciones del evento.
• En caso de que existiera algún problema, es condición imprescindible conservar la entrada y la publicidad. En estos casos, nuestro contrato es la entrada y las cláusulas contractuales lo que venga recogido en la publicidad.
• Los organizadores deberán de tener a disposición del usuario hojas de reclamaciones, si hay algún problema se podrá solicitar para dejar constancia de la reclamación. Aunque en el encabezamiento de la hoja de reclamaciones figure una única persona física, puede hacer constar el nombre y DNI de todas las personas que tengan la misma pretensión.
Además, recuerda que los disfraces tienen que cumplir con toda la normativa de seguridad y calidad de la que nos hemos dotado en la Unión Europea.
• El problema más común por el que se retiran los disfraces del mercado (más de 400 en los últimos años), tiene que ver con la seguridad mecánica y el riesgo de asfixia. Los disfraces suelen tener cordones demasiado largos, piezas pequeñas y bolsas de embalaje muy finas.
• Al adquirir un disfraz hay que leer detenidamente la etiqueta ya que esta es la primera fuente de información con la que se encuentra la persona consumidora. En esta etiqueta se podrá comprobar, por ejemplo: la edad recomendada, los consejos de seguridad y la empresa responsable del producto.
• Los productos destinados a ser utilizados por personas menores de 14 años y que se comercialicen en la Unión Europea deben llevar el denominado marcado CE, ya que tienen la consideración de juguetes. Con este marcado la persona fabricante acredita que se cumplen todos los requisitos de seguridad y de uso previsible respecto al comportamiento habitual de las niñas y de los niños; se asegura que han pasado las pruebas técnicas y, por lo tanto, que cumplen las características de seguridad; y se garantiza que se dan las instrucciones de uso del artículo (que han de estar, como mínimo, en la lengua del país donde se comercializa, en nuestro caso, en castellano).
• La ropa para menores de siete años no puede llevar cuerdas, ni cordones en la zona del cuello. Si son para más edad, no pueden ser superiores a los 7,5 centímetros.
• Los complementos no deben tener partes puntiagudas, ni piezas pequeñas que se puedan desprender, sobre todo para el caso de los menores de tres años, que se los pueden tragar o meter en la nariz.
• Las caretas no deben limitar la visión y deben contar con orificios de ventilación suficientes, y los maquillajes y los tintes para el pelo deben ser probados antes en una parte de la piel, aunque lo mejor es utilizar pelucas, pañuelos y gorros de color.
• Tienen que cumplir los requisitos de inflamabilidad exigidos, y en los últimos años las direcciones de comercio y consumo de las autonomías han constatado que éste es uno de los principales incumplimientos.
• Por eso, se insiste a los padres en que cuando adquieran un disfraz, una máscara o una peluca comprueben que está fabricado con material de baja combustión y lleva la advertencia 'mantened alejado del fuego'.
• Al realizar la compra exigir siempre ticket o justificante de la misma, conservándolo para el caso de que se tenga que presentar alguna reclamación.
• Si va a realizar alguna compra de este tipo de artículos, hay que informarse sobre el régimen de devolución de los mismos. Los establecimientos de venta no están obligados a proceder a su devolución, salvo que así lo hayan anunciado, o se trate de un producto manifiestamente defectuoso.
• Es importante recordar que los productos nuevos gozan de un periodo de garantía de 3 años, mientras que los de segunda mano gozan de un periodo de garantía no inferior a 1 año.