OPINIÓN: Indiferencia del Ayuntamiento con San Roque
De lo que en sus comienzos (como atestigua la casa judía que el Plan de Ordenación Urbana de Badajoz integró en una rotonda tras la construcción de la carretera que traza la Avda. Manuel Rojas Torres, la barriada de San Roque ha sido todo un referente demográfico en plena expansión desde hace décadas, ya que en este modesto barrio de gente trabajadora, para sorpresa de muchos pacenses, ha visto como se ha convertido en casi el centro neurálgico, social y comercial de Badajoz.
Y a las pruebas me remito. Si uno pasea a día de hoy por el centro de la ciudad, podrá percatarse del escaso (y a veces hasta nulo), trasiego de viandantes por las arterias más céntricas del casco histórico de Badajoz, mientras que la extensa avenida Ricardo Carapeto Zambrano que divide en dos el barrio de San Roque, goza de actividad comercial y de viandantes de manera constante a todas horas del día.
Es un contraste que sorprende a muchos (a mí el primero), al suponer este fenómeno social que dota de vida la barriada en sus dos vías paralelas de Ricardo Carapeto y Corte de Peleas, del trasiego constante de badajocenses a pesar de tener tan próximo el núcleo central de la ciudad con calles semi desiertas por las que a veces, impone transitar incluso a horas diurnas.
Y no es casualidad que este barrio posea el topónimo de "San Roque", pues desde tiempos remotos fueron terrenos perimetrales de la antigua ciudad. En la mentalidad de aquellas sociedades, era común alejar del perímetro de la ciudad a todo aquel que supusiera una amenaza, como eran las minorías étnicas de judíos y musulmanes. Es por ello que en estos perimetrales arrabales de chozas y cuevas asentadas en torno a la urbe, se crearan oficios para el comercio a intramuros de la ciudad, y donde inevitablemente, existía el pillaje del bandolerismo al asalto de viajeros que entraban o salían de Badajoz. Del mismo modo se extrapolaban a tales áreas a muchos enfermos contagiosos, como los leprosos que eran una amenaza para muchos habitantes de la ciudad.
Todavía pueden contemplarse en algunas calles como la de Arco Agüero, la construcción que ordenaban hacer algunos nobles para evitar la miseria de las calles, y moverse así de un edificio a otro a través de los corredores en un segundo nivel. Cómo decía, este patrón de la ciudad llamado San Roque, que la iconografía muestra con llagas y ulceroso y un perro junto a él que lamía sus llagas (y no es casualidad que se muestre la figura representativa de un perro), pues este animal era una equivalencia burlesca de todo judío, en la concepción de un hereje alejado de la gracia divina, según el pensamiento cristiano de antaño, de ahí que tengamos delimitando entre la ciudad y San Roque una Torre de vigilancia llamada "Espanta Perros".
Es muy probable que en terrenos del actual barrio de San Roque hubiera existido una leprosería o Lazareto para atender a los enfermos de este mal de San Lázaro. Aunque sí se tiene constancia de que los restos de la ermita de Nuestra Señora del Castillo en el interior de la alcazaba, había sido Cofradía de los Barberos (oficio que en la antigüedad se le consideraban a los enfermeros y dentistas), y gestionado por una orden religiosa llegó a ser hospedería y hospital. Cómo curiosidad a este edificio donde se extraían piezas dentales entre otras obras de caridad y atención, este se halla sobre el cabezo pétreo denominado "Cerro de la Muela", que bien pudiera ser en alusión a este tan arcaico oficio.
Se tiene constancia en muchas ciudades con carácter histórico, que sus núcleos de señorío (villas y ciudades que pertenecían a algún próspero noble), estaban diseñadas para la defensa con murallas circundantes a lo largo de toda la población, y no me refiero a la alcazaba árabe en cuestión (que fue cual un bastión para una élite social de más rango al disponer a intramuros de los vestigios de edificios más señoriales para la nobleza), sino de gran parte de la ciudad anexa a la alcazaba por la que todavía se prefigura el trazado de la actual y existente muralla, y por la que se accedía a través de un conjunto de puertas por las que algunos investigadores tratan injustamente de menospreciar su antigüedad.
Menos mal que tenemos las fuentes documentales como los grabados de época existentes, en los que se puede observar aquella ciudadela defendida por prominentes murallas, y es que sin duda alguna, debió existir un férreo sistema feudal (durante y posterior a la etapa árabe de fundación), hasta una cronología medieval tardía.
A pesar del auge creciente de este barrio, y el activo aporte que este ofrece a la ciudad, son muchos los que muestran su inconformidad en el trato que recibe el barrio con respecto a otras barriadas más céntricas. Y es que el ayuntamiento parece un tanto parco en integrar dicha barriada al conjunto de la ciudad, por como no se incrementa y potencia el desarrollo socio urbanístico del mismo.
Todavía no se han sustituído elementos urbanos como los nuevos contenedores de la basura, que ya existen en otras barriadas, además de no existir un acerado "decente" en la mayoría de las calles que interconectan los núcleos de casas, donde disponen como acerado de un cemento propio de los años setenta en ocasiones agrietado y con socavones.
Por no mencionar el abandono en la limpieza de calles donde en muchas de ellas cuesta caminar con seguridad, debido a la acumulación exagerada de hojas de los árboles que parecen no molestar a nuestro ayuntamiento.
A pesar de la desidia e indiferencia de la autoridad local, San Roque es sin género de dudas, una de las barriadas más potenciales y comunicadas que debieran ser más tenidas en cuenta por el ayuntamiento de Badajoz.