OPINIÓN: La cultura del patinete eléctrico
Desde hace unos años ya, estamos asistiendo a esa nueva cultura callejera del patinete eléctrico. Hemos visto cómo han desaparecido prácticamente del paisaje urbano las bicicletas, por esa otra modalidad en el transporte, y que cada vez más jóvenes (y menos jóvenes), se apuntan a dicha cultura en sus desplazamientos.
Como todo en la vida, no todo aporta beneficios para la sociedad, pues ya en algunos países de la unión europea están regulando el libre tránsito de este novedoso y recurrente sistema para llegar al trabajo, a la universidad, o simplemente dar una vuelta por la ciudad.
Y es que se están contabilizado a nivel global, los innumerables accidentes que ocasiona este aparente “juguetito” al que se le altera la velocidad permitida, y alcanzando velocidades tan similares a una motocicleta, llegando a provocar atropellos y graves lesiones a sus conductores que circulan en la mayoría de los casos, sin la protección de un casco, coderas o rodilleras. Existen en la actualidad en nuestras ciudades, más de dos millones de patinetes eléctricos circulando en nuestra geografía.
Existe lamentablemente una laguna existencial, como digo en la regulación de estos aparatos eléctricos, donde España debiera ponerse en serio a considerar un uso controlado y sancionador, como una firme normativa en materia de responsabilidad, al igual que otro vehículo de motor. Lo lamentable de todo esto, es que el transeúnte que pasea cotidianamente por nuestras calles (que mayoritariamente suelen ser personas mayores), tienen que tener mucha cautela de no tropezar con estos ágiles vehículos que transitan impunemente por las aceras.
Cuando comience a tomar forma la circulación de los patinetes eléctricos exclusivamente por carreteras, veremos un alto incremento en accidentes, pues todos hemos visto como se juegan la vida temerariamente algunos de ellos, circulando delante de los coches y obstaculizando tan a menudo el tráfico. (empezando desde niños)
Después está el trasfondo a largo plazo de lo que genera este tipo de desplazamientos. El joven que se acostumbra a “moverse” sobre ruedas, comienza a desechar el desplazamiento a pie y, por consiguiente, tal pasividad desemboca en una sedentaria salud en la que iremos viendo un relevo generacional con notorio sobrepeso. En fin… reflexionen si este sería el obsequio más apropiado para su hijo o hija.