La resistencia anti-talibán consigue recuperar una provincia afgana
En medio del caos internacional que se vive desde hace días en el aeropuerto de Kabul, y toda vez que los talibán no han cumplido con el pacto para poder dejar ir ordenadamente a las tropas occidentales, así como a residentes extranjeros y trabajadores gubernamentales; otras cuestiones importantes se suceden no muy lejos de la capital afgana y de las que, por ejemplo, medios estadounidenses no están informando.
Gracias a las recientes declaraciones del presidente de EEUU, Joe Biden, en las que vino a decir que nunca fue interés estadounidense fomentar una democracia en Afganistán, pues según apuntó, el principal interés de haber estado 20 años sobre suelo afgano era el de evitar ataques contra los EEUU, entendimos mucho mejor que prácticamente hayan regalado el país a los talibán, dejándoles el terreno libre y así el fulgurante avance de las últimas semanas.
Los talibán aprovecharon la retirada norteamericana, y, con ella, todo el armamento que iban dejando a su paso. Rápidamente se hicieron con 33 de las 34 provincias del país asiático hasta que cayó Kabul. Todas menos una.
En las montañas ubicadas al norte de la capital afgana existe un territorio inhóspito, inexpugnable hasta la fecha y donde la resistencia -de forma paralela a la caída de Kabul- se iba reagrupando: el histórico valle del Panjshir.
Hasta este lugar iban llegando tropas gubernamentales en retirada desde otras provincias del país, muyahidines propios del lugar, excombatientes, entre otros, conformando un ejército anti-talibán conformado por unos 10.000 hombres (cifra que varía según la fuente) dispuestos a hacer frente de manera inmediata a los talibán. Dicho y hecho.
Hace días se libran varias batallas dentro de esta inesperada contraofensiva liderada por el presidente interino del Gobierno, Amrullah Saleh, y por el hijo del histórico señor de la guerra apodado ‘el león de Panjshir’ Ahmad Shah Masud.
CONTRAOFENSIVA ANTI-TALIBÁN
Ha trascendido que gracias a estas contraofensivas han recuperado la ciudad de Charikar (capital de la provincia de Parwan), que separa las provincias de Panjshir y Kabul; y que además une por carretera la capital afgana con la segunda ciudad más importante del país: Mazar e Sarif.
Cerca de Charikar se encuentra un punto estratégico para el ejército anti-taliban: el aeródromo de la ciudad de Bagram. Es de vital trascendencia para los de Panjshir recuperar esta instalación que les conecte con el mundo exterior en forma de abastecimiento, que se encuentra además, a muy pocos kilómetros de Kabul.
Esto en lo que concierne al sur del valle de Panjshir, pero por el norte también se libra ya batalla y no menos importante, pues el grupo anti-talibán está intentando arrebatar la provincia de Takhar a los terroristas, y con ello conectarían el valle con la frontera de Tayikistán, hasta el momento único país que ha respaldado a la resistencia anti-talibán.
Antes, tienen que asegurar el camino montañoso de Baghlan (provincia situada entre Panjshir y Takhar) hecho que podría haberse producido esta tarde, pero que aún no está cofirmado.
Ello posibilitaría la entrada de armamento, hombres, y los víveres necesarios para librar esta lucha frente al ejército talibán que ahora mismo controlaría 32 de las 34 provincias del país.
Centrado el mundo en la evacuación vía aérea desde el aeropuerto de Hamid Karzai en Kabul, la guerra civil afgana ha comenzado -si es que en algún momento dejó de existir- siendo la respuesta desde el valle del Panjshir la única esperanza a la espera de conocer cómo la comunidad internacional mueve ficha en torno a este inesperado contraataque, y en que lado se posicionan, será cuando se destapen los intereses de los diferentes países.