"Las familias con rentas más bajas tienen peores hábitos alimentarios”
Desde 1979, cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Día que la ONU impulsó para concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y para fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, dando a conocer todos los problemas que hay detrás. El lema de este 2023 es “El agua es vida, el agua nutre. No dejar a nadie atrás”.
Desde la UCE “nos unimos a la celebración de este día, porque la alimentación es un acto de consumo necesario e imprescindible para la vida humana, y un derecho de todos, tal y como está recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos”.
La organización apela a “la importancia del agua en la vida en la Tierra ya que cubre la mayor parte de la superficie del planeta”. Así, “en torno al 71 %, además de representar más del 50 % de nuestros cuerpos y producir nuestros alimentos y sustentar los medios de vida”. No obstante, como apuntan “este recurso preciado no es infinito y debemos cuidarlo, máxime ante la amenaza del cambio climático”.
Para ello, “cultivar es muy importante, porque es la manera más inteligente de producir alimentos y una actividad que está al alcance de muchísimas más personas de lo que creemos a priori. Participar en la creación y cuidado de huertos colectivos o plantar en macetas o en pequeños terrarios caseros, es una forma muy eficaz de ser parte de la solución”, señalan.
Manifiestan que es necesario “ingerir una gran variedad de alimentos con el fin de que aporten al cuerpo todos los nutrientes necesarios”. Y del mismo modo, apuntan a que “los menores procedentes de familias con rentas más bajas tienen peores hábitos alimentarios y son el colectivo más vulnerable a sufrir exceso de peso”.
Entre las pautas necesarias para frenar la obesidad infantil, presentan una serie de propuestas:
- Dieta sana y equilibrada con frutas y verduras frente a los alimentos procesados y bebidas que contienen alto contenido de azúcar.
- Controlar las cantidades de azúcar ingeridas y revisar los etiquetados con los sobrenombres como: concentrado de zumo de fruta, miel, lactosa, glucosa, jarabe de maíz de alta fructosa, sacarosa, dextrosa, jugo de caña, malta, melazas, etil maltol y maltodextrina.
- Hacer una hora de ejercicio diario y beber mucha agua.
- Pasar menos tiempo delante de las pantallas dediando tiempo a hacer deporte.
- Enseñar a los niños la cultura nutricional. No ofrecer los alimentos como premio o castigo, ya que podría asociar los dulces como alimentos buenos y las frutas y verduras como malo.