OPINIÓN: 100 preguntas ingenuas para los expertos en física cuántica e inteligencia artificial
Ante un mar de dudas y desde la frontera, permítanme, por ahora, que les haga, si no cien, al menos, unas cuantas preguntas que chocan con lo que aprendimos de la lógica de Aristóteles y el sentido común.
No se trata de contraponer la lógica clásica, polarizada por la verdad, contra los hallazgos del probabilismo, tan importantes como desconcertantes.
Me pregunto por la unidad y diversidad de la lógica en el mundo “sub-atómico” y el mundo “natural” de los sentidos en que solemos movernos.
1. ¿Se mantiene el principio de no contradicción en la física cuántica y en la inteligencia artificial? “¿Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto?”
Era la mayor seguridad que podíamos tener sobre la verdad. Parece comprensible la duda de que este principio dejara de ser un casi absoluto. No obstante, incluso sin recurrir a la física cuántica, el devenir permanente puede ponerlo en tela de juicio.
2. ¿Una cosa es idéntica a sí misma? También parecía algo evidente. No obstante, el tiempo paralizado por la duración del concepto sería como un truco del entendimiento para manejar una realidad inestable, de algún modo, falsa con la duración.
3. ¿Cómo se verifican los principios de la lógica en el “mundo cuántico” si los “experimentos” no pueden ser observados sin modificar los resultados?
4. Que una cosa pueda estar en dos o más sitios a la vez, se consideraba como un absurdo, “absolute repugnast”. En el plano cuántico parece una verdad que no contradicen las partículas elementales “entrecruzadas”, aunque estén en galaxias distintas.
5. La “superposición cuántica” permite que se sumen realidades no homogéneas o contradictorias como el SÍ y el NO, ¿y el bien y el mal?
6. ¿Puede una cosa ser sí misma y lo contrario? ¿No hay unidad, sino duplicidad en la identidad de una cosa?
7. Si el cosmos, la realidad del mundo no está, en absoluto, determinada, ¿la palabra “verdad” perderá su sentido? ¿habrá que cambiarla por la palabra “probabilidad” y negar nuestro propio lenguaje, nuestra propia cultura?
8. ¿Qué puentes se pueden establecer entre estos dos mundos que parecen contradictorios o, al menos, muy diferentes?
9. SABER… ¿Qué es saber? ¿Conocer las causas, los efectos, datos, individuos, persona, Dios? ¿Quién juzga las verdades de los ordenadores cuánticos? ¿Los datos se convierten en causa, en principios, en probabilidades, en verdades?
10. ¿Cuál es la meta, la intención, el fin de la inteligencia artificial y el de la física cuántica? ¿Qué pretenden? ¿el éxito, la verdad, la probabilidad, la incertidumbre, la utilidad?
Siendo optimistas, podemos pensar en un mundo en que podría desaparecer el hambre, la incultura, la enfermedad, el uso de la fuerza. Una especie de mundo feliz parecido a un paraíso en la tierra. Para ello, había que tener, como dominante, el bien común administrado por personas absolutamente solventes, por encima de la fuerza y la posible manipulación por intereses de dominio y poder.
11. ¿Quién tendrá la última palabra? ¿El deber ser, la ética? ¿Podrá imponerse, por encima de todo, “el deber ser”? ¿Dónde estarán el valor del derecho, de la justicia, de la solidaridad humana?
12. Desde la curiosidad y la ignorancia de este nuevo mundo que llega, esperamos el éxito para la humanidad, sin que la fuerza y el dominio sobre los demás se conviertan en una pesadilla.