OPINIÓN: ¿Ahora qué es real y qué ficción?

Indiscutiblemente las nuevas tecnologías han llegado para favorecernos y hacernos la vida mejor. Tal es el caso de ese enorme cerebro pensante llamado I. A. (artificial Intelligence). Pero ¿es cierto que todo son ventajas en tales algoritmos con propio coeficiente, o estamos asistiendo a una usurpación del rendimiento soberano del ser humano? 

Algunos profesionales ya se están ajustando a esta novedosa herramienta, que es capaz de diseñar, dibujar, escribir, etc. Recientemente, una obra pictórica realizada por inteligencia artificial, fue ganadora de un certamen internacional de pintura, haciéndose con el primer premio del concurso de bellas artes de la Feria de Colorado y provocando toda clase de críticas por parte de los expertos en arte.

Ahora el algoritmo es capaz de recrear a un personaje popular e impresionarlo de la manera más inverosímil y surrealista posible: el Papa Francisco, el ex presidente Donald Trump, entre otros. Y es que te pones a pensar, y creo que ya una imagen, e incluso un audio, no son nada verídicos para ser tenidos en cuenta como prueba ante un tribunal. Existen de igual modo una serie de hackers que, tomando tan solo tres segundos de la voz de alguien, consiguen emular la voz de cualquiera y así pedir dinero por teléfono o simular un secuestro. 

De igual modo, algunas teleoperadoras que requieren de la firma contrato dando consentimiento verbal y telefónico deberían modificar los protocolos, en vista a que cualquier individuo puede hacerse pasar por nosotros. 

Esta gran inteligencia es capaz de procesar billones de palabras y crear una asombrosa obra literaria o simplemente crear un poema o narración. 

Muchas de las productoras cinematográficas están barajando la posibilidad de crear ficticios actores a modo de avatar para sacar al mercado películas tan realistas que en ellas no distinguiríamos en absoluto si la bella protagonista en realidad es una creación algorítmica de números y letras. 

Esto, indudablemente beneficioso para los directores de cine al ahorrarse pagar caché del elenco de actores, supondría la pérdida de empleo de este legendario oficio. Creo que al final, están tomando vida las palabras de advertencia de Hawking, de que la robótica sería la perdición del ser humano, cuando alegaba: "Cuando los robots tomen el mando y hagan la guerra".