OPINIÓN: ¿Desarme moral y material de España?
Estamos asistiendo al mayor atentado contra la dignidad, la democracia y la nación española. No podemos aceptar que un prófugo de la justicia sea el que decide en una nación de cuarenta y ocho millones de personas.
No se puede tergiversar la sentencia más ecuánime y rigurosa que condenó la declaración de independencia, ni desautorizar a los jueces, por un interés personal tan contrario al interés de la nación española.
Agradecemos a algunos socialistas honrados y a todos los españoles que lo denuncian su coraje y valentía para hacerlo. Algunos se juegan su cargo, otros temen caer en desgracia; pero hay momentos en que no podemos renunciar a nuestras convicciones profundas, aún a riesgo de no conseguir nuestros propósitos y ser malentendidos.
No se trata de ideologías ni de algo personal. Se trata de la defensa del patrimonio común de todos los españoles que, una parte insignificante de los declarados enemigos de España, están poniendo en grave peligro.
Si una Constitución aprobada por el 94% de todos los españoles se destruye por la puerta de atrás, triturando las palabras para hacerlas incomprensibles, no podemos menos de denunciar las maniobras, manejos y atropellos con los medios que cada cual tenga.
Esperamos que los jueces y tribunales de justicia cumplan su cometido, por encima de las presiones políticas de los que los han nombrado. Les pedimos a todos que defiendan la verdad y la justicia por encima del interés político de algunos. La Constitución está escrita para que la entienda cualquier español medianamente culto. No necesitamos manipulaciones de ningún tribunal que quiera confundirnos.
Los tribunales de justicia no son mercenarios de nadie y deben defender la Constitución y la verdad por encima de presiones y amenazas. Nos sentimos unidos a todos aquellos españoles que defiendan la Constitución en todos sus principios y animamos a los que no lo vean claro a que piensen y vean, sinceramente, el atropello al que se está sometiendo a España.
No quisiéramos que este malestar e impotencia al que están sometiendo a los españoles, pudiera terminar como nadie quiere, como nadie desearía. Solamente pedimos honradez en los que deciden y justicia y libertad para todos.