OPINIÓN: El rencor también factura
Parece que al director de marketing de la discográfica de Shakira le ha salido bien el pronóstico sobre su último lanzamiento. Una canción cuya letra muestra una mujer despechada contra su ex marido Gerard Piqué, y dejando en el aire la sorprendente sensación de que la cantante parece no haber superado la ruptura.
En la peculiar letra puede apreciarse una letanía de ‘zascas’ a quién había sido su marido, y no sólo carga contra él, sino que se "desahoga" con la actual novia de este, la que fuera su suegra y madre de Piqué, e incluso carga contra el Ministerio de Hacienda tras los problemas que la colombiana tuvo ante los tribunales por no haber facturado durante algunos años.
Detrás de todo esto, que pudiera llegar a resultar una anécdota comentada entre amigos, hay un premeditado trasfondo comercial, que nada tiene que ver con la realidad personal que pudiera estar atravesando la cantante Shakira.
Vivimos unos tiempos realmente difíciles en la industria musical. Convertir en éxito una canción o un disco de un gran intérprete, a día de hoy, es toda una lotería. Las nuevas tecnologías y la inquebrantable piratería que parece seguir impasible en los medios digitales, está provocando verdaderas úlceras en la economía industrial de las discográficas.
Es por ello que los expertos en estrategia musical se ven obligados a recurrir a nuevas técnicas para impulsar la difusión y comercialización de sus productos. Uno de ellos (y muy recurrente en estos últimos tiempos), es la conexión libro/disco/serie/etc. al escándalo provocado para una sociedad a la que se focaliza y dirige, sabiendo que la polémica en sí es un gratuito medio de difusión publicitario.
De alguna manera dichos expertos ya tienen en cuenta la repercusión que impacta socialmente, siendo transmitida en el boca a boca, revistas sensacionalistas, periódicos, tv, Internet... Algo en lo que tiene mucha razón la propia Shakira en su letra, cuando dice: "ahora una mujer factura"... y es que es muy aprovechable la circunstancia dramático/personal de un artista para sacar rédito económico de su caótica circunstancia.
También hemos visto en estos días cómo ha saltado a la palestra el escándalo que ha "causado" en redes el estreno de la nueva serie de Telecinco, (la fábrica de la tele), llamada ‘Escándalo, relato de una obsesión’, en la que se protagoniza una aventura de sexo/amor entre una mujer madura y un chico adolescente. Otro producto que, recién salido del horno, se lanza a una manipulada sociedad a la que de antemano, ya se sabe la reacción que esta mostrará para hacer difusivo el producto y estar en la cresta de la ola.
Hay mucha gente que subestima los efectos producidos y productivos de las técnicas de venta (marketing), y lo cierto es que no es ningún aporte novedoso de este siglo. Todos hemos visto y nacido en estas esferas que consistían en "adecentar" o vestir lo insignificante, dotándolo de cierto carácter que impulse una reacción más directa al observante.
¿Quién no recuerda los grandes éxitos de Alaska y Dinarama? Pues bien, sus grandes seguidores me perdonarán por este análisis que hago de ellos, pero a simples rasgos, no dejó de ser un estudiado producto. Es sabido que Olvido Gara no destaca precisamente por poseer una de las mejores voces del país, aunque paradójicamente, jamás bajaron de los primeros puestos en las listas de éxito. ¿Y a qué era debido esto? A las estudiadas técnicas de venta empleadas en la producción musical, coreografía, diseño vanguardista de portadas y caracterización de los intérpretes, etc. Para mi entender, Alaska es el modelo a seguir desde los años 80 de cómo un producto es vendible, dependiendo del envoltorio que lo revista.
Y no sólo ella fue un producto de marketing, muchos otros artistas optaron por "hacer vendible" su circunstancia personal para hacer caja: Isabel Pantoja y un largo etcétera.