23 Noviembre 2024
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OPINIÓN: Hacer leña del árbol caído

OPINIÓN: Hacer leña del árbol caído

 

Después de un mes de espera llegó el esperado acuerdo entre el Partido Popular, con su número uno en Extremadura, María Guardiola, con el partido de VOX, representado por Ángel Pelayo Gordillo, llegando a un punto en el acuerdo de ambas formaciones y tras distintas discrepancias en las ideologías y planteamientos de partido.

 

Yo, que desde ya adelanto que no soy simpatizante de ninguna de las siglas, he visto con mucha sensatez la rueda de prensa en la comparecencia tras la firma de acuerdo para ese nuevo gobierno extremeño. Y digo que he visto sensatez en la futura presidenta de Extremadura (en contra de tantos otros que tratan de desacreditarla provocando ruido), porque me parece más que sensato el posponer la opinión personal de uno a los intereses generales de los extremeños, como afirmaba ella. 

 

Es un signo de sensatez adsoluta no buscar los propios intereses, amparados en las absurda ideología que, en definitiva, no construyen ni avanzan, sino en la perfecta alineación de gobernantes eficaces, aunque no compartan muchas de sus doctrinas (tan sagradas para algunos “rasgavestiduras”. 

 

¿Quién ha dicho que no es lícito cambiar de opinión, deteniéndose a reflexionar las reales prioridades de los ciudadanos? Ella lo expresaba muy bien diciendo que su no, o su renuncia, hubiera sido el salvoconducto esperado de aquellos “espectantes” que sólo buscan no promover el cambio en Extremadura, y que esta siga protagonizando en el ranking las peores posiciones en el panorama regional, precisamente ante esa ineficacia y cansancio político de un señor llamado Fernández Vara, que lo que menos ha utilizado en la defensa de los extremeños, es la rectitud de su apellido.

 

Por anticipado, matizar que no tengo nada en particular en contra de este señor que hasta me parece bonachón por su aspecto de médico rural. Lo que si tengo que echarle en cara es la cómoda actuación de sus deberes que ha desempeñado durante tantos años en Extremadura como un auténtico burgués de la política “baja en calorías”, y que no se ha preocupado en absoluto en llevar a esta tierra a los primeros puestos de la nación, con inexistentes políticas a favor del turismo, y ya ni mencionar la intención de que la línea de alta velocidad llegase a Extremadura dejando en ridículo esta impresionante región ante el resto de los españoles (donde ya se hacen chistes del ave en Extremadura). 

 

Es una verdad como un templo que se trate de sacar provecho político de ciertas declaraciones, o si me apuran, descartadas frustraciones personales como así reconocía Guardiola. En un santiamén, todo ese ejército mediático de “simpatizantes” y “agradecidos” que habitan en torno a los partidos políticos, se ponen manos a la obra para tratar de desacreditar y hacer esa necesaria leña en pro a su partido, porque señores míos, estas son las reglas del juego con las que se dispone para ese fin de no soltar las riendas del poder. 

 

Es más que obvio que Extremadura necesitaba con urgencia un cambio. Muy a pesar del ruido ensordecedor de toda este engranaje de secuaces (que hacen ahorrar tanto dinero en campaña a los partidos). Pero me quedo con una cosa para mi muy sincera y veraz de la presidenta entrante: “júzguenme como presidenta”, y no por cuestiones de ideas que de un día a otro pueden variar, y que pertenecen al más estricto honor personal sin que sea juzgada por ello. Hay mucha gente que lleva esto del honor y la palabra con todo ese boato Inamovible de sus principios hasta la muerte. Pero déjenme decirles que aquel que no haya cambiado de parecer alguna vez en la vida, pensando en beneficiar a otros, tire la primera piedra. No seré yo quien lapide algo tan entendible como la prioridad antepuesta de los intereses de todos, a la indiferencia enquistada de quien gobierna con poco estímulo y sin mostrarnos horizonte alguno. 

 

Y estamos en nuestro perfecto derecho de exigir y cambiar las cosas, pasados esos 4 años de legislatura. Digamos que somos los ciudadanos los que “ponemos a prueba” a nuestros dirigentes para que cumplan. Así es la democracia. 

 

Pero no me negarán que era urgente un cambio de rumbo ante una maquinaria oxidada y obsoleta del partido socialista, que permanecía inmóvil mientras otras comunidades avanzan y prosperan. La política es así. Se brinda el turno a una formación cediéndole el timón de la nave, y si no cumple las expectativas esperadas, se reemplaza por otros. Lo inasumible hubiera sido permanecer estáticos durante décadas con un partido desgastado y falto de energía. 

 

Creo firmemente que más de uno se llevará una sorpresa cuando observe al tiempo que no era tan terrible pactar con VOX, convirtiéndose estos en verdugos de las libertades, etc. Teniendo en cuenta que hemos sido gobernados por un presidente que se alió con un partido que simpatizaba con el terrorismo y el asesinato. Pero claro, esta sociedad parece no tener memoria. 

 

Y decía que al tiempo se caerá en la cuenta de que ese ruido de cascanueces era tan necesario para los contrincantes políticos, que como siempre se adaptan a los tiempos con sus despreciables estrategias al más puro estilo de escribas y fariseos del seudo sanedrín en este tablero político y social que hemos creado, donde todo es lícito para ganar la partida. Y para ganar, se requiere con apremio que el árbol se caiga.