OPINIÓN: La caída de Ponce de León
Un día antes de la visita del Rey de España a San Juan de Puerto Rico, a unos desalmados no se les ocurrió otra cosa que derribar la estatua del vallisoletano Juan Ponce de León, el primer gobernador de la isla de San Juan (hoy Puerto Rico) aludiendo a que los españoles esclavizamos a los taínos boricuas, los habitantes que se encontró en la isla de Boriquén.
Las autoridades portorriqueñas han repuesto la estatua del descubridor y gobernador de la isla en su pedestal, en el mismo centro de la plaza de San José, en la parte antigua de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Es un monumento levantado por el Ayuntamiento el 24 de junio de 1862 y ahora unos mastuerzos, mal llamados “canceladores de la historia”, han derribado su estatua.
Pero quién fue Juan Ponce de León y qué relación tiene con Extremadura. El entonces primer gobernador de las Indias, el brocense frey Nicolás de Ovando, (Las Brozas 1458- Sevilla, 1511) fue el que sustituyó a Cristóbal Colón al frente de los territorios recién descubiertos, ya que Colón era un magnífico navegante y descubridor, pero un pésimo gobernante de hombres, de ahí que los Reyes Católicos eligieran a este extremeño -comendador mayor de la Orden Militar de Alcántara, cuya sede estaba en Las Brozas- para dirigir a los hombres que se fueron a las Indias, llegando a ser gobernador de la isla de la Española (hoy República Dominicana y Haití), desde 1502 a 1509.
En un artículo de Manuel Trillo, publicado en el diario ABC del pasado martes, 25 de enero, cuenta esta relación de Juan Ponce de León como primer gobernador de Puerto Rico y descubridor de la Florida, el Domingo de Pascua Florida de 1513, concretamente buscando el agua de la Fuente de la Eterna Juventud, que un servidor probó el 12 de agosto de 1992 en la ciudad más antigua de los Estados Unidos de América: San Agustín.
Y escribe Manuel Trillo: “Tras obtener licencia del entonces gobernador de la Española, Nicolás de Ovando, Ponce de León se lanza en 1508 a explorar la vecina isla de Boriquén”. Este conquistador fue herido en su segundo viaje a la Florida en 1521 y murió posteriormente en Cuba. Está enterrado en la catedral de San Juan.
La labor de España en América hay que divulgarla y darla a conocer más, pues sus ciudades coloniales, sus universidades, sus catedrales, sus palacios y monumentos, una lengua común, una religión, nos unen en este mundo cada vez más “universalizado”.
Uno que ha viajado por buena parte de la América hispana reconoce en la otra parte del mundo la buena labor que hizo este pueblo del Viejo Continente en beneficio de otros españoles que esa era la categoría que los Reyes daban a todos sus ciudadanos de cualquier hemisferio.