OPINIÓN: La Tricolor Extremeña
Con tres colores que lucen
en la horizontal bandera,
orgullo del extremeño,
que revive en pigmentos
su ilustrada y noble tierra.
Muchos portan estandartes
desconociendo su historia,
¿es posible que la magia
que envuelve al insigne paño
provoque el gozo y la gloria?
¿Qué misteriosa se ondea
la verde, blanca y negra,
que hace a todo extremeño
emocionarse en lágrimas
por todo lo que ella encierra?
Con un heredado verde
por la que fue musulmana,
reflejo de nuestros campos
y el brote de la esperanza,
que anida en nuestras almas.
Un verde que se repite
en la paleta de un pintor,
vestido de la aceituna,
en la dehesa de encinas,
y el verde romero en flor.
Hermana del mismo verde,
y unida a la franja blanca,
el color de la pureza,
y la libertad del cielo
cuando sus nubes lo abarcan.
Blancos paños del recuerdo
de mujeres que frotaban,
ante orillas del Guadiana,
y aquella blanca cigüeña
que el paisaje atravesaba.
Junto al fulgor extremeño
de fachadas encaladas,
contrasta también el negro
cual arábiga tradición
que hasta nosotros llegaba.
Negro azabache y carbón
en sus ojos expresivos,
de los achos cuando miran
con la ilusión en retinas,
llegando al sueño cumplido.
Un blasón que se solapa
cual broche de gemas finas,
con león rampante y castillo,
Plus Ultra que ata columnas,
y el emblema de la encina.