OPINIÓN: Las mujeres que no tenían voz pero la consiguieron

La historia ha relegado constantemente a las mujeres a una segunda posición. Mujeres que, cargadas de sueños e ilusiones, han estado invisibilizadas a lo largo de los años a pesar de su talento.

Hablan de la fuga de talento joven, obviando que durante siglos el talento también se ha fugado de los cientos de países que han tardado años en comenzar a reconocer los derechos a la mitad de la población.

El patrimonio cultural que aportaban las mujeres ha pasado desapercibido porque quienes tardaron tanto tiempo en aparecer en los libros, ya llevaban mucho contando historias a las que nadie daba voz. Clara Campoamor, por ejemplo, es una de las tantas mujeres que supo dar voz en su época, consiguiendo que el derecho al voto no fuese sólo una cosa de hombres.

Por su parte, Isabel ‘La Católica’, en su rango como Reina de Castilla, sembró el camino para que otras como ella formaran parte de la toma de decisiones en sus territorios. En el plano literario, Emilia Pardo Bazán fue una de las históricas escritoras del siglo XIX, aunque el camino ya venía allanado por la primera mujer escritora que tuvo España en el siglo XVI, Beatriz Bernal.

Carmen de Burgos es considerada la primera mujer periodista en la historia de España, y gracias a ella y a otras tantas, Rosa María Calaf, Mercedes Milá o Ana Blanco, han ejercido su profesión con libertad y sin comparaciones de género.

Los techos de cristal son cada vez más endebles gracias a las leyes y al tesón no sólo de las mujeres, sino también de los hombres que, desde sus posiciones, están haciendo posible que la desigualdad remita poco a poco en todos y cada uno de los ámbitos vitales. Y esa es una razón más que de peso por la que todos los días deberían ser como un 8 de marzo.