OPINIÓN: Las prisas del hambre
Las prisas y urgencias fundamentales vienen del hambre y la sed. Hay hechos que, siendo importantes, pueden esperar un poco. Lo que no puede esperar mucho es el hambre. Y esto le ocurre a gente que ahora la padece y antes no la ha sufrido.
Las urgencias reales no son ideológicas, algunas de ellas, provienen de aquellos que quieren que comamos de su mano, que tengamos la ración correspondiente cada día, la que nos asignarán desde su poder. Pero esto no es liberar a un pueblo, es esclavizarlo. ¿Qué mayor esclavitud que tener que estar sometido, dependientes de los que nos quieran dar la ración? Un pueblo así no es libre. Esta sería la esclavitud actual disfrazada de solidaridad.
Los miles y miles de personas que llevan varios meses sin trabajar y que tampoco han recibido el salario correspondiente, están en una situación de plena dependencia, aunque interiormente se sientan libres.
No sirven las promesas que no se cumplen y se convierten en falsedades. Los que tratan de destruir la esclavitud en la historia, podían ocuparse de las esclavitudes actuales, esas sí deben derribarse. Es legítimo rechazar la esclavitud pasada, pero no como pretexto para imponer una nueva esclavitud.
La alarma no debe ser una excusa para imponer un poder sin posible réplica, quedando indefensos a los que también tienen cabeza y el derecho a usarla.
Sin duda que el peligro de la enfermedad y de la muerte nos afecta a todos, pero habrá que evitarlo sin que el pueblo pierda sus libertades y se utilice el poder absoluto para anular los derechos fundamentales del pueblo.