OPINIÓN: No a trampas dialécticas entre extremeños
Todo lo que sea bueno para Extremadura, es bueno para nosotros. Es la razón de ser de Extremadura Unida como partido regionalista. Pero, entre extremeños, tenemos que tener las cosas claras para que nadie enturbie el agua.
Las materias primas de Extremadura deben servir de forma solidaria a Extremadura, a su desarrollo integral, con trabajo, con industrias, con regadíos, con energía, con todo aquello de que carecemos. No es insolidaridad con nadie, sino un mecanismo elemental de supervivencia, al que no se puede renunciar ni como personas ni como territorio.
Decimos esto a propósito de la mina anunciada en la zona de Cañaveral. No se puede argumentar que la fábrica debe estar en Badajoz porque tengan fábricas o mejor infraestructura. Si esa es la razón nunca podría instalarse algo en la provincia de Cáceres, aunque tuviéramos “todas” las materias primas que utilizarían otros, porque empresas e infraestructuras nos faltan por todas partes.
Así nos viene ocurriendo, en Extremadura, en toda su historia. Nos ocurrió cuando los catalanes compraron las fábricas de Cepamsa (algodón) de Coria y Plasencia, para luego cerrarlas y que todo pasara por las industrias catalanas. Y ha seguido ocurriendo con la artesanía de Torrejoncillo y otros pueblos extremeños, al que se le hace la competencia en el propio lugar con el mismo producto, pero de fábricas catalanas, sin que nadie proteja la artesanía propia.
Otro tanto ocurre con las aguas del Tajo. Este río tiene su mayor recorrido por la provincia de Cáceres, pero sus aguas apenas dejan regadíos ni beneficios en la provincia, salvo Almaraz, cuya energía sirve, fundamentalmente, a otros. El entorno de Almaraz no se puede regar porque la energía es muy cara. ¿Tendremos que recurrir a la energía fotovoltaica para los regadíos del entorno de Almaraz? ¿Por qué se abarata esta energía para fábricas en el País Vasco y no para los regadíos de Extremadura?
No se puede argumentar que como no tenemos infraestructuras en Cáceres, las fábricas se pondrán donde existan las empresas e infraestructuras. No se pueden hacer trampas dialécticas entre los propios extremeños.
Las minas, de litio de Cañaveral y la de estaño de la zona del Palancar, deben servir, fundamentalmente, a la comarca en que se encuentran las minas y a la provincia de Cáceres.
¿Dónde fueron a parar las compensaciones, las pocas que hubo, del trasvase Tajo-Segura?
No sería bueno que la provincia de Cáceres tuviera que defenderse de la marginación propia. A veces, da la sensación de que, con estos criterios, Cáceres perdería la autonomía en vez de ganarla. No sería razonable que la fábrica de transformación de níquel y cobre de la mina de Aguablanca de Badajoz, u otras de la provincia, se instalaran en la provincia de Cáceres. Es necesario que las dos ruedas de la bicicleta extremeña permitan mantener el equilibrio entre ambas provincias y rueden con cierta simultaneidad.
De todas formas, la solidaridad entre los extremeños y con el resto de España, jamás se pondrá en tela de juicio. Nos alegramos de cualquier beneficio que pueda llegar a Extremadura y de lo que podamos alcanzar entre todos.
Esperemos que no nos ocurra como en el paso de ‘Las Aceitunas’ de Lope de Rueda, que haya discusiones sobre el precio de las aceitunas de un olivar que aún no se ha sembrado.
FIRMADO: Pedro Cañada, presidente de Extremadura Unida.