OPINIÓN: Recién titulado, bienvenido a la cruda realidad
La primera pregunta que se pasa por la cabeza de un recién titulado es: “¿Y ahora qué tengo que hacer para trabajar?”. Normalmente, tras terminar la carrera surgen inquietudes de cara al futuro laboral, entre ellas cómo conseguir un trabajo relacionado con la formación académica de cada uno.
Durante los cuatro años que, de media, dura una carrera universitaria, de entre todas las asignaturas que alberga cada una, rara vez existe alguna materia que oriente a los alumnos con respecto a la búsqueda de trabajo. Esta carencia, junto con la escasez de prácticas, son el talón de Aquiles de las universidades españolas. Según un estudio realizado por Randstad Research y CEU, casi un 20% de los titulados extremeños no encuentran oportunidades laborales.
El sistema educativo que tenemos en la actualidad solo enseña a estudiar, aprendernos de memoria una parrafada que después solo servirá para aprobar un examen y acabar desechando esa información irrelevante de nuestras cabezas. Estamos de acuerdo con que toda formación universitaria requiere unos conocimientos básicos que adquirir, pero esto es tan importante como entrar en el mundo laboral una vez finalizada la etapa universitaria.
Deberíamos reforzar más lo verdaderamente importante, como pueden ser las prácticas relacionadas con la materia que se aprende y así multiplicar las oportunidades laborales de cada uno de los alumnos. En los grados faltan asignaturas que ayuden a los estudiantes a conseguir contactos de cara al mundo laboral, salidas, saber dónde y cómo deben darse a conocer, venderse a las empresas…
Al final la opción más común es opositar y otros optan estudiar otra carrera para posponer un problema que dentro de un tiempo volverán a tener. En ambos casos, seguir estudiando.
También, cabe destacar que la mayoría de las empresas buscan personas cualificadas, con un mínimo de experiencia, para contratarlas. Esto reduce las posibilidades de cualquier estudiante para encontrar un puesto de trabajo relacionado con su formación. A favor de las empresas he de decir que es comprensible que busquen personas a las que no tengan que orientar, que sepan qué hacer en cada momento y reducir así el margen de error en el negocio. Por otro lado, a la hora de valorar la opción de un recién titulado, debería ser interesante que llegue sin ninguna manía adquirida con anterioridad en otras empresas, ni formas de trabajo que puedan afectar a la funcionalidad de la entidad, es decir, una persona totalmente moldeable a las necesidades de quien la contrate.
Por último, hacer un llamamiento a las instituciones públicas competentes para que regularicen esta situación, que cada vez afecta a más personas. Desde estos organismos se puede incluso premiar de alguna forma a aquellas empresas que opten por dar oportunidades a los estudiantes recién graduados.
Soledad García, periodista.