23 Noviembre 2024
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OPINIÓN: Reflexión sobre el colonialismo

OPINIÓN: Reflexión sobre el colonialismo

 

Venimos asistiendo en los últimos tiempos, a la increíble tendencia política de “juzgar” y cuestionar todo lo que tenemos delante. Para colmo, no iba a ser menos la inamovible historia, que siempre creímos se inmortalizaba sus bases para la eternidad. Con la llegada del ministro de cultura, Ernest Urtasun, (al que nos referimos por su apellido, pareciendo aludir a un antibiótico fármaco), parece que está tratando en su afán de autoafirmarse, de remover los cimientos de la legendaria historia; una ironía para un mediocre político “de paso”, en esa insoportable levedad del ser, que exponía al mundo Milan Kundera, y tomándolo como referencia a la repugnante actitud humana de querer dejar impronta en la historia, deshaciendo, y no construyendo como han hecho a lo largo de los tiempos miles de insignes hombres y mujeres. 

 

Para muchos historiadores e investigadores, entre los que yo me incluyo, esta seudo corriente anticultural de “demoler” los basamentos del saber, tomando como hipócrita y  justificada alegación de querer hacer justicia en pro a los derechos humanos, en base a la persecución impropia de un ministerio, que actúa a modo de Gran Inquisidor del orden, pretendiendo restablecer su verdadera y justa historia, amputando los sucesos históricos que han tenido que ver con los dominios de ocupación secuencial en el tiempo, y que equívocamente trata de humillar, bajo la premisa del colonialismo como imposición demoledora de la cultura, y no como aporte de riqueza en la aculturación y diversidad de los distintos pueblos, que siempre suman y no restan.

 

No se concibe que el mundo tenga que subsanar supuestos daños e injusticias tiranizantes, simplemente por la visión deforme y demencial de la historia, por parte de este visionario Cid campeador en defensa del patrimonio histórico. Es vergonzoso que esté señor haya tomado cargo de su cartera ministerial para dedicarse en exclusividad, a perseguir la tiranía colonialista, con las miles de facetas culturales que existen y que están lamentablemente desatendidas.

 

De entrada, para un investigador, los hallazgos patrimoniales (ya lo define su propio nombre), no tienen patria. Es absurdo pensar que la Dama de Elche, simplemente por ser hallada en dicha localidad alicantina, tenga que estar expuesta allá, cuando la pieza en sí, está considerada patrimonio de la humanidad. Si habría que abolir el colonialismo más intolerante, ¿Tendría sentido que el Reino Unido tuviera que retornar las miles de piezas egipcias expuestas en los principales museos londinenses, habiéndose promulgado dicha cultura a lo largo de la historia, gracias a las pioneras campañas de excavación británicas, que pusieron en el punto de mira la cultura egipcia? Sin hablar de la impronta dejada por la colonia británica en la cultura indú.

 

Por esa misma regla, en defensa de la idiosincrasia cultural de los pueblos, en esos pleitos que mantienen algunos países latinoamericanos, surgidos en base al colonialismo invasor (como defienden algunos), del intrusismo de Cristóbal Colón en el Nuevo Mundo, parecen sufrir afrentas políticas en cuanto a la propiedad de galeones y naos hundidos en aguas de distinta demarcación, y que tratan de poseer. 

 

¿Tendrían que devolver dichos países andinos todos los hallazgos fenicios, romanos, y otras culturas arcaicas simplemente porque no existieron en tierras sin arraigo histórico anterior al 1492? ¿Si tales piezas están expuestas en museos latinos, tendrían que devolver las piezas a la vieja Europa, para ajusticiar la invasión colonizadora y reclamar el contexto histórico de tales piezas? Juzguenlo ustedes mismos.