OPINION: ¿Reyes Magos o Papá Noel?
Mamá..., ¿Qué ponemos en el salón, el Belén o a Papá Noel? Nos puede sugerir influenciado por la cultura invasora anglosajona nuestro hijo o hija. Las respuestas de los padres deben ser contundentemente justificadas.
PRIMERO: Debemos pensar qué criterios culturales queremos transmitirles a nuestros hijos. Ajenos al factor religioso (que no todos están dispuestos a transmitirle a su prole), está la clara convicción de transmitir a nuestros hijos ELEMENTOS TANGIBLES E HISTÓRICOS, y no invenciones puramente humanas que desglosaré más adelante.
El criterio a seguir en estos casos, sería el siguiente: "No quiero transmitirles a mis hijos cosas inventadas y sin fundamento teológico que les pueda confundir" - Diría con acierto una madre. ¿CONFUNDIR? Veamos cómo.
El ser humano desde sus inicios formativos y elementales, siempre ha dispuesto en su psique más personal, de cimientos de su forjada personalidad en elementos sustancialmente verídicos. Solo hay que ver como se expresa un niño a través de unos simples rotuladores. Sus elementos de fijación del subconsciente, tratan de llevarlo siempre a la estabilidad emocional (dibujando a cada miembro de su familia), y elementos estabilizadores que lo posicionen. (su casa, su escuela, los árboles, montañas, etc.).
Cuando las coordenadas psicosociales de un niño están dañadas por alguna razón, suelen expresarlo de igual modo en sus dibujos, ahora más inestables. Es decir, con ausencia de color y predominio del negro, formas estilizadas y a alejadas más de su realidad, figuras inconexas y en un espacio sin definir sin la raya horizonte, etc.
Siempre hemos tratado de alcanzar en estos siglos de historia, la gran CRUZADA DE LA VERDAD. Es algo innato en nuestro ADN el querer saber y descubrir la verdad. Cabría mencionar aquí, a tantos miles de hijos que descubren a lo largo de los años que sus padres, no son los biológicos y comienza una particular BÚSQUEDA de la verdad. A pesar de lo que argumentan otros, informaciones de su familia y la administración, etc, el individuo se AFANARÁ en la búsqueda de su propia verdad.
Que no es otra cosa que CONVENCERSE a sí mismo de la realidad que le fue negada.
Es un misterio en las "dunas" de la mente humana, que el ser humano trate de saber la verdad. Inconscientemente, la vida educativa y nuestra propia percepción vital nos dice que el criterio a seguir, es la verdad. La que conduce por el buen camino. Tenemos desde niños en nuestro sustrato infantil los continuos reproches de nuestros padres para que no dijésemos mentiras.
Cuando a un niño se le miente (el caso particular de unos padres o tutores), el cerebro aún en formación de ese niño, se crea una especie de ruptura en su cabeza del paradigma educativo que transmitimos. De algún modo, nuestro referente más idolatrado cae desplomado cuando descubrimos que ese padre o madre nos miente. Automáticamente se crea un escudo imperceptible de defensa y desconfianza en el ser, de no habernos confiado la verdad desde sus inicios.
Aquí, cabría resaltar el gran debate del ESPONJOSO MUNDO DISNEY que hacemos ver a las retinas de nuestros hijos: Ratón Pérez (que trae dinero bajo la almohada si se portan bien), o si me apuran, la crónica algo distorsionada de LOS REYES MAGOS.
Aquí, muchos padres alegarán (de modo entendíble), que todos hemos sido niños y nos han ocultado ciertas brusquedades de la vida cotidiana, tan poco amiga quizás de la sana imaginación de un niño.
En este sentido, se tiene constancia, de personas que han vivido con cierta inmadurez o maduración retardada por padres que han ENDULZADO en demasía la realidad de la vida.
Y es que, una cosa hay que tener clara como punto de partida, la vida no es un cuento de Cristian Andersen. Se sobreentiende que hay cosas que deben suavizarse ante un niño, más nunca se debería DISFRAZAR su realidad existencial. Alterar su campo de percepción de las cosas, a veces proyectan a personas con tendencia al fracaso personal, que creían que la realidad de la vida, era igual de fácil que lo fue su propia infancia. Muchas personas que trataron de colmar de mil afectos a sus hijos, con el ingenuo alegato de: "Yo quiero que mi hijo tenga, lo que yo nunca tuve", tratan de agasajar al pequeño de la casa con un sinfín de obsequios y juguetes, que desequilibra aún más al hijo.
Unos hijos que ya son conscientes a través de la escuela, el hogar, etc que se les PREMIA O CASTIGA en cuanto dicen la verdad o mienten, de algún modo como padres no podemos caer en la contradicción de valores en su educación.
Ejemplo: un niño de diez años que quiere ser bombero como su padre. Le admira por ese empleo que requiere valentía y arrojo. De algún modo, todo lo que este padre haga o diga ante su hijo, será premeditadamente observado e imitado por su hijo. El equilibrio emocional de este referente progenitor está en lo más alto.
"mi padre es el mejor". Por el contrario, si este padre, diríamos casi perfecto, a través de mentiras descubiertas por el hijo, existe un notorio DESPLOME en el ídolo admirado por el niño. Automáticamente, cualquier niño puede plantearse:
"Si mi padre (que nunca se equivoca), me ha mentido, significa luego entonces que el mentir es algo tolerable en la vida. El mentir está bien, puesto que mi papá miente".
Ya sabemos de las consecuencias de mentir a un hijo. Pues bien. En nuestra cultura tradicional y navideña (basada siempre en un sustrato histórico), pues el nacimiento en Belén de Judá de Jesús, y la adoración posterior de tres reyes, entre los que algunos cronistas bíblicos nos hablan de una ofrenda al neonato por parte de tres magos de Oriente. La cuestión, es que sean reyes o magos, se tiene constancia existencial de ellos. Algunos hablan de astrólogos que conocían el movimiento gravitatorio de los astros, y fueron atraídos por una estrella hacia el lugar del alumbramiento.
Por el contrario, nuestro concepto actual de ACULTURACIÓN, efecto si cabe de la propia globalización, nos lleva a acoger tendencias de otros remotos lugares del planeta, favorecido como no, por la televisión y el cine.
Hablamos de ese personaje bonachón y rechoncho que viste de rojo y blanco con aspectos nórdicos. Papá Noel se ha propagado por todo el orbe desde que fuera inventado en 1931 por una agencia publicitaria, bajo el encargo de la multinacional Coca-Cola.
Haddon Sundblom fue el dibujante inventor. El objetivo era crear un personaje a medio camino entre lo simbólico y lo real, la personificación del espíritu navideño y la felicidad de Coca-Cola. A raíz de ahí, nosotros nos encargamos de darle vida a este personaje ficticio que sólo ambicionaba la compañía de burbujeantes bebidas.
Papá Noel no tiene raíz histórica. No está ligado a la Navidad como tal. Ya que el concepto Navidad, más allá de las bombillas, cenas familiares, etc, se celebra en el mundo entero como conmemoración del NACIMIENTO DE JESÚS DE NAZARET, un tal día, de tal año y de tal siglo en el pequeño pueblo palestino de Belén de Judá.
De ahí el porqué, cuando le ECLIPSAMOS la realidad a nuestros hijos con sucedáneos tan alejados de la realidad, acaban decepcionados.
Antiguamente, en una sociedad reconociblemente más cristiana, existía unos códigos navideños en las familias a modo de tradición hereditaria. Los padres ayudaban a los hijos a montar el Belén o Nacimiento, mientras explicaban el significado de cada elemento colocado por el niño. Era todavía el sustrato judaizante de una educación religiosa que pasaba la fe de padres a hijos.
Hoy día, la mayoría de las familias no se consideran cristiano/practicantes y viven esa otra tradición navideña "baja en calorías" que no define el significado intrínseco de la misma.
Los elementos religiosos tienden gradualmente a desparecer. Me remito a los alumbrados de las calles. En los alumbrados de los años setenta u ochenta, podían verse personajes bíblicos, ángeles y otros elementos característicos de la Navidad. En cambio hoy día, esos elementos han quedado relegado a formas abstractas que nada expresan más allá de lo estético, pero tan distantes del espíritu de la Navidad.
Espero haberles aportado algo de luz en cuanto al criterio de elección de LOS REYES MAGOS Y PAPÁ NOEL.
Feliz Navidad para todos ustedes.