OPINIÓN: ¿Y de la salud mental de Rubiales y su familia no hablamos?
Vaya por delante que este artículo no es un lavado de cara a Luis Rubiales. Faltaría más. Pero la actitud de millones de personas solo demuestra la hipocresía y la doble vara de medir con la salud mental, que parece que solo importa cuando a algunos les interesa.
Yo tengo claro que el beso del presidente de la Real Federación Española de Fútbol no es una agresión sexual y tampoco una actitud machista. Así lo demostró Jenni Hermoso en las declaraciones tras el partido. Es una falta de respeto que, junto a la acción de agarrarse sus partes en el palco, no deben permitírsele a altos cargos como él.
Pero claro, es más fácil nadar con la marea que contra ella. Y eso es lo que le ha pasado a la futbolista. Al principio no importaba y luego ha cambiado la versión varias veces. Qué cosas…
Eso sí, me revuelve por dentro y me enfada la forma de expresarse de Luis Rubiales pidiendo disculpas en el primer vídeo que publicó la RFEF: chulesca y desafortunada para mi gusto.
Todo esto no quita que tampoco esté a favor de la bien llamada “cacería” que se está haciendo contra él poniendo el grito en el cielo por una absurdez que jamás debió empañar la hazaña conseguida por las chicas y el cuerpo técnico de ganar la Copa Mundial Femenina.
Al parecer ahora a nadie le importa la salud mental del “violador” –es vergonzoso que hasta los políticos lo llamen así- porque claro, eso solo vale cuando se trata de hacer política y arañar votos. Tampoco les afecta cómo esté su familia. Véase el caso de Ángeles Béjar, su madre, que se ha encerrado en la iglesia de Motril en huelga de hambre por el acoso que está viviendo su hijo.
Y es que parece que esto a Jenni Hermoso no le importa. Ha modificado sus declaraciones cuando se ha dado cuenta de la presión mediática y muchos se han subido al carro de la hipocresía.
¿Os acordáis de los insultos a Chanel Terrero después de ser elegida para ir a Eurovisión por delante de Tanxugueiras o Rigoberta Bandini? La pobre chica tuvo que cerrar su cuenta de Twitter por el hostigamiento que estaba sufriendo y tras ello se calmaron las aguas cuando los fanáticos se dieron cuenta de lo que ocurría.
Esperemos que no tengamos que lamentar algo por sobrepasarnos con este tema que, repito, ha ensuciado la proeza de una selección que llevará a partir de ahora una estrella encima de su escudo. De vergüenza.