OPINIÓN: Un paraíso extremeño
En estos días difíciles para el sector turístico español, en cuya Administración Turística (Turespaña) he tenido la gran suerte de trabajar durante 31 años, más los 12 que pasé en la encantadora isla de Mallorca, mi tierra de nacencia -Extremadura- tiene ahora la gran posibilidad de atraer hasta su paraíso a numerosos turistas españoles y extranjeros que deseen alejarse de lugares masificados en plena pandemia del coronavirus, aunque se pueda pensar que ésta ha disminuido con el tiempo.
En cierta ocasión me preguntaron en una entrevista dónde se encuentran los destinos turísticos más maravillosos y auténticos, y yo contesté de inmediato: “Donde están las peores carreteras”. Alguien puede rajarse las vestiduras con esta respuesta, pero sin duda alguna los lugares más auténticos se hallan fuera de las grandes urbes, aunque ahora con las nuevas tecnologías, todos estamos imbuidos en la última novedad.
Sin embargo, nuestras comarcas extremeñas, de norte a sur y de este a oeste, gustan porque son auténticas, se viven historias, costumbres, hablas, gastronomías que no se conocen en otros lugares y que ofrecen un saber popular en lugares de una naturaleza virgen extraordinaria.
Hoy mismo acabo de encontrar una declaración interesante de desarrollo sostenible: “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas” y Extremadura tiene aún mucho territorio virgen, y tanto que no lo aprovechamos, si bien es verdad que está por encima de la media española.
Una labor de promoción turística corresponde a las entidades públicas, pero en este campo del sector turístico, tan importante para el desarrollo de nuestros pueblos y ciudades, ha de ser una labor conjunta público-privada, porque el turismo no lo hacen los políticos sino una buena labor profesionales de empresarios y trabajadores, que han de saber acertar en una sola cosa: Que el cliente, que el viajero, se sienta y se marche satisfecho y, a ser posible, muy satisfecho del destino turístico de Extremadura y que se la ofrezcan a un precio razonable.
Extremadura tiene capacidad para estar atenta a las nuevas necesidades del viajero, sea español o extranjero; un turismo sencillo o un turismo de lujo, pero siempre un turismo muy competitivo, por eso se necesita una formación constante de esos profesionales que saben estar atentos a las experiencias novedosas que demanda el cliente.
Francisco Rivero, doctor en turismo.