OPINIÓN: ¿Viva la vida? o ¿Viva la muerte?
Estas y otras contradicciones, que parecen absurdas, se dan, con frecuencia, en nuestra vida y en la historia de la humanidad.
Viendo la reacción de los iconoclastas ante la estatua de algunas figuras históricas, que han sido como un hito para muchas generaciones, nos preguntamos por qué algunas mentes tienen ese culto al mal, a las fuerzas destructivas, en lugar de apostar por todos aquellos valores que han sido útiles a la humanidad.
La democracia no ha existido siempre y no podemos juzgar la historia por los criterios y valores de nuestra época. El Imperio Romano basó su economía en el saqueo y la esclavitud. ¿Lo eliminamos?
Las estatuas de algunos personajes históricos corren peligro ante un cierto vendaval de las fuerzas del mal. Pienso, por ejemplo, en Colón, en los Reyes Católicos tras el descubrimiento de América, Churchill, en los presidentes de EEUU George Washington, Thomas Jefferson, James Madison, James Monroe... si vamos hacia atrás podríamos incluir las civilizaciones inca, maya y azteca, en las que los derechos humanos tenían otro trato.
Ahora arremeten también contra retratos o estatuas de personajes conocidos por generaciones vivientes, que los han valorado y valoran por los beneficios conseguidos para el pueblo.
¿Se puede decir “Viva el Rey” o “Viva la Constitución” sin que algún energúmeno te llame fascista? No hace falta ser monárquico, solo es necesario aceptar la realidad de los hechos para valorar quien dio paso a nuestra democracia y a un progreso y desarrollo poco común en nuestra historia.
No se trata de sacralizar a nadie, pero sí parece necesario evitar que gente radical pueda destruir la estatua o las imágenes que han sido y son valoradas por el pueblo. Algunos iconoclastas destruirían la historia para hacerla según le dictan sus instintos destructivos y sectarios.
Quizás, las estatuas que no corren peligro son las del diablo. En el Retiro de Madrid tenemos una, el Diablillo en Segovia, la Estatua de Baphomet en EEUU, el Poder Brutal en Ecuador, el Monumento al Trafoto de Frejus en Italia, el Ángel rebelde de La Habana, el Demonio de Arequipa en Perú (c.f. culturacolectiva.com),… el mundo está lleno de símbolos del mal.
FIRMADO: Pedro Cañada (Extremadura Unida)