OPINIÓN: Y se tragó sus palabras
“Soy fiel a mis principios. El camino más fácil hubiera sido ceder y ser presidenta a cualquier precio y traicionar a mi tierra y lo que prometí en campaña. Pero no, esa no soy yo ni es mi forma de ser. He llegado a la política sin hipotecas, me siento muy libre”. Estas eran las declaraciones de María Guardiola que recogía este medio hace ahora diez días tras obtener el PSOE la presidencia de la Mesa de la Asamblea por desavenencias entre su formación y la de Ángel Pelayo. Palabras que hacían entrever que las negociaciones entre PP y VOX se había roto. Y no, lógicamente no ha sido así.
La mayoría sabíamos que ambas formaciones llegarían a un acuerdo. Lo que no nos imaginábamos es que, después de hacer un ‘all in’ –“ir con todo” en el mundo del póker-, Guardiola perdería la partida de cara a la opinión pública. Y lo digo porque viendo lo convencida que estaba de sus ideales, parecía poco probable que diera un paso atrás faltando a su palabra.
Lo cierto es que PP y VOX han alcanzado un acuerdo que han hecho público a primera hora de la mañana del viernes, a menos de una semana del pleno de investidura. Es decir -y voy a ser muy claro- que han tenido que esperar a que la presidenta de la Mesa de la Asamblea, Blanca Martín, haya propuesto a Guillermo Fernández Vara (PSOE) como candidato a la investidura para bajarse los pantalones y firmar un acuerdo dos días después.
Vara, siendo el más listo, ha pensado lo mismo que yo:
Está claro que se trataba de una maniobra del PSOE para presionar y obligarlos a ‘quedar mal’, pero todo ello se hubiera evitado si la señora Guardiola hubiera cedido antes y no hubiera retrasado lo inevitable mintiendo a los extremeños a la cara.
Ahora pondrá la excusa de que era la única opción para no ir a elecciones. Sin embargo, ha empezado mal en política: como casi todos, demostrando que la ética brilla por su ausencia. Y, por supuesto, hay que recordar que dijo que no le importaba repetir el referéndum autonómico. “Iremos a elecciones si hay que ir”, afirmó hace diez días.
Esto es lo que ocurre cuando apuestas casi todo al rojo y luego sale negro. En esta ocasión no han perdido todo, pues han conseguido echar a los socialistas de una cámara en la que campaban a sus anchas desde hace años, pero la credibilidad ha caído por los suelos.
Este pasado miércoles planteé tres escenarios: que las derechas dejaran gobernar al PSOE sin mayoría, algo prácticamente imposible; que se tragasen sus palabras y aceptasen un acuerdo por encima de sus principios y mintiendo a la ciudadanía; o que se repitieran las elecciones.
Y María Guardiola se tragó sus palabras.