Panjshir podría caer en breve y con ello un Afganistán sumido al talibán

Durante la última semana y desde la caída de Kabul se han venido produciendo enfrentamientos entre la resistencia y los integristas islámicos que dominan prácticamente el 90 por ciento del país.

Una alianza del norte (valle del Panjshir, tayikos, señores de la guerra,…) mucho más débil que en décadas anteriores y que días atrás parecía ganar terreno a los talibán en un intento por recuperar el país para los afganos.

Y aunque los informes de guerra que llegan desde el 15 de agosto cada día son más obtusos y en menor número, todo apunta a que la resistencia ha perdido los territorios ganados en las provincias de Kapisa, Baghlan, Bamyan, Parwan, y Takhar.

Una ofensiva que ha contado con el apoyo logístico de Pakistán, que ha llevado hasta el punto que los talibán tendrían cercado ya el último reducto de la resistencia: el valle de Panjshir.

De hecho, los talibán han proclamado ayer que Panjshir ha caído, información esta desmentida por la alianza del norte desde donde aseguran que siguen combatiendo a los talibán desde todos los flancos que rodean al valle.

De caer, será inevitable el nuevo gobierno talibán, pues occidente no parece tener intención alguna de ayudar a que los talibán no tomen el poder. Con ello, se abren un sinfín de interrogantes sobre cómo será la nueva vida en el país.

También, cómo afectará al mundo que los talibán se hagan con el control de Afganistán y si permitirán a otros grupos terroristas asentarse en el país como ya sucediera en los años 90 y 2000 y con ello una nueva amenaza en forma de atentados contra el mundo occidental.

Parece cuestión de horas, quizás días, que los talibán tomen el control de las 34 provincias en un nuevo puzle geopolítico para oriente medio y las potencias mundiales y, veremos, qué alcance tiene para la estabilidad internacional.