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Región

OPINIÓN: Febrerillo loco

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1 de Febrero de 2018

OPINIÓN: Febrerillo loco

Estamos en febrero, un mes del que no hay que fiarse. Además de corto, febrero -febrerillo le llama el refranero- es un mes loco. Febrerillo loco; así se le conoce.

Febrero es uno de los meses más raros del año. Hay años que se estira y dura un día más, otros en los que se contiene y no pasa de las cuatro semanas justas.

Pues además de raro, febrero suele ser un mes frío. En Extremadura, las grandes nevadas se han producido tradicionalmente en el mes de febrero.

Cierto es que, a mediados de enero del año 2010, el territorio extremeño se vistió de blanco, como si fuese una novia camino del altar. Para muchas personas esa nevada fue ‘lo más de lo más’.

No recuerdan, o no vivieron, la nevada del mes de febrero del año 1983.

El viernes 11 de febrero de 1983 empezó a nevar con intensidad inusitada hacia las cinco de la tarde y, muy poco después, toda la región estaba paralizada, con vehículos en las cunetas, árboles que parecían cucuruchos de helado (de nata, claro), viviendas que recordaban a los iglús (también se puede decir iglúes) y ventanas tapiadas por la nieve.

Tanta nieve cayó, en muy pocas horas, que muchas personas que estaban viajado por las carreteras no pudieron llegar a su destino y tuvieron que hacer noche allí donde la nevada les dio el alto. No había forma de avanzar ni un metro más.

La nieve tardó más de dos semanas en desaparecer de algunos puntos en los que habitualmente no nieva. No me lo han contado: lo viví.

Alejandro Sordo, director de 7Días y meteorólogo vocacional desde hace muchos años, anunciaba esta mañana un profundo cambio de la climatología para este mes de febrero.

No me extraña. Lo veremos y, sobre todo, lo sentiremos en nuestras propias carnes, dentro de muy pocos días.

Si viaja, haga caso a la DGT y lleve todo lo necesario para disfrutar de la nieve (cadenas para el coche, agua, al menos una manta, comida, etcétera), en vez de sufrirla y maldecir al Gobierno.

Y si se queda en casa, tenga a su disposición lo que necesite y que le exigiría salir a la calle para poder contar con ello. No es que la nieve vaya a impedirle asomarse a la puerta de su vivienda, es que, de tanto pisarla, la nieve se compacta, se convierte en hielo y los resbalones son muy traicioneros.

A los romanos les gustaba tan poco el mes de febrero que ni siquiera le pusieron nombre.

A los extremeños nos gusta tanto, pero tanto, tanto, tanto que en febrero celebramos una de las fiestas más callejeras y, por el general jolgorio, más disparatadas: el Carnaval.

El Carnaval de Cáceres comienza con ‘La Quema del Febrero’, representado por un muñeco que se confecciona e incinera cada año.

Es una tradición heredada de las antiguas lavanderas cacereñas que quemaban el Febrero para vengarse del invierno, que las atormentaba obligándolas a lavar la ropa con agua helada (entonces había lavanderas, no lavadoras, como hay ahora), y propiciar la llegada del calorcito primaveral.

Febrero, que comienza con la exaltación del fuego, celebrando la festividad de la Virgen de Candelaria, el día 2, sigue con Las Candelas que abren camino al Carnaval -son muy famosas las de Badajoz- , continúa con la quema del Febrero y llega al Entierro de la Sardina, en el que también hay brasas.

Este año, la sardina se enterrará un martes y trece, para alegría de quienes tengan supersticiones.

Y así, de lumbre en lumbre, se llega al Miércoles de Ceniza, día en el que a quienes practican la religión Católica se les pone sobre la cabeza un poco de ceniza, que no es otra cosa que los restos de otra hoguera, de la quema de los ramos del Domingo de Ramos de la Semana Santa anterior.

Si será raro febrero que, este año, San Valentín, el Día de los Enamorados, el 14 de febrero, coincide con el Miércoles de Ceniza. Será para dejar claro, por si no lo estaba ya, que la pasión es fuego y rescoldos. Pura ceniza. "Polvo seré, más polvo enamorado", que cantó Quevedo en su mejor soneto.

Lo dicho, febrero, se hace bisiesto y crece; recupera la cordura y mengua; tiene mucho fuego, bastante frío, algo de ceniza y hasta su poca, o demasiada, nieve. A saber.

Es un mes loco. Febrerillo loco, loco de atar.

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