Aumentan los testamentos solidarios: ¿qué son?
En España, 1 de cada 4 hogares es unipersonal, y en 7 de cada 10 no viven ni jóvenes ni niños (2021). Estos datos, con tendencia creciente, son similares a los europeos. La sociedad está cambiando y ello afecta a los ciudadanos cuando se plantean cómo va a ser su vida, antes y después de su muerte.
Más concienciación y solidaridad de la sociedad española, además de estos datos, es lo que hace que figuras como el legado solidario se incrementen en nuestro país.
Este mismo año, los españoles dieron 33,8 millones de euros a ONG y fundaciones a través del testamento solidario, cifra que supone un 31 % más que la cantidad ingresada en 2020. El 48 % de estos donantes eran solteros o solteras y el 30 %, casados.
"Un testamento solidario consiste en disponer que, en el momento de tu defunción, todo o parte de tu patrimonio pase a una entidad dedicada a fines sociales, como una ONG. Si lo que se deja a esta entidad son uno o varios bienes, o derechos en concreto (como puede ser una cantidad concreta de dinero), se trata de un legado solidario, se separan de la herencia. Si la entidad es designada sucesora, es una herencia solidaria, explica Irene Rovira, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC. Los testamentos solidarios incluyen bienes financieros, pero también muebles e inmuebles.
Esta experta en derecho financiero y tributario añade que "siempre se han podido hacer y se hacían: todo el mundo podía dar a una entidad destinada a fines sociales parte del patrimonio. La diferencia es la forma: aquí la donación no se hace en vida, sino debido a la muerte. Los legados se hacen al pensar qué quieres que pase con tus bienes y derechos cuando tú ya no estés. Los solidarios no son una figura ad hoc, sino que es una forma de mecenazgo en la que se decide hacer transmisiones gratuitas a una entidad no lucrativa".
Rovira cree que "puede ser interesante dar a conocer esta posibilidad para la gente que pueda no tener descendencia o que, sencillamente, quiera destinar todo o parte de su patrimonio a finalidades solidarias, colaborando con causas sociales o benéficas, puesto que aporta beneficios emocionales para quienes lo hacen, la satisfacción que puede comportar la solidaridad y, por la parte fiscal, existen beneficios previstos para las entidades receptoras dedicadas a hasta sociales".
Esta profesora especifica que "sí hay incentivos fiscales al mecenazgo, de los cuales podrían beneficiarse quienes hicieran las donaciones en vida, por ejemplo, con exenciones o deducciones en los impuestos sobre la obtención de renta, como el IRPF".
En el caso de las personas que tienen hijos o hijas, "estos, a no ser que los deshereden, siempre gozan de derecho a una parte del patrimonio del ascendiente directo. En Cataluña, es del 25 % del caudal relicto (la herencia), que se reparte en partes iguales. Del resto, sin embargo, el testador siempre puede disponer libremente".
Según expertos del sector, año tras año, la diferencia de porcentaje entre las personas que no tienen hijos y hacen testamento solidario y las que sí, se acorta: cada vez más tener descendencia es menos impedimento para hacer un legado a favor de alguna entidad. Cada vez son gente más joven, a pesar de que las personas de la franja de edad entre 60 y 69 continúan siendo las que más testamentos solidarios hacen. Cómo dice Rovira, estos testamentos "no presentan ninguna particularidad. Sencillamente, al hacer el testamento normal ante notario, hay que decir a qué fin y a qué entidad quiere dejarse todo o parte del patrimonio".
Crecimiento de los donantes solidarios
La Asociación Española de Fundraising, en colaboración con Kantar, ha presentado el estudio Perfil del donante 2022, en el que afirma que el 39 % de la población española ha colaborado con alguna entidad no lucrativa durante el 2022.
Esto supone que lo ha hecho un millón más de españoles que en 2019. Eso sí, ha bajado levemente el apoyo continuado, pese al aumento de las colaboraciones puntuales, ya que la gente dona sobre todo por situaciones de crisis como la guerra de Ucrania.
Estos porcentajes quedan lejos de los porcentajes de donantes europeos."Si nos preguntamos por si el sentimiento de solidaridad, en general, se puede consolidar en nuestra sociedad, hay que pensar que un sumatorio continuado de experiencias como la pandemia o la incertidumbre económica pueden reforzar que la preocupación se centre primordialmente en un mismo o en un círculo relacional más inmediato", explica Miquel Seguró, profesor agregado de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC.
Y es que para este doctor en Filosofía, "si bien la pandemia nos ha recordado que somos fundamentalmente seres interrelacionados y que nuestra vida siempre se desarrolla en interdependencia con los demás, que vivir es convivir, no sé si hemos cambiado hábitos sociales en todos los ámbitos. Podría ser, como se ha apuntado, que la concatenación de situaciones complejas y adversas puedan más bien despertar la necesidad de centrarse sobre todo en uno mismo o en un círculo reducido."