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Oleada de delitos en el Casco Antiguo de Badajoz

SOS CASCO ANTIGUO BADAJOZ

2 de Abril de 2022

Oleada de delitos en el Casco Antiguo

 

Mes negro para la seguridad de nuestras calles. El día de la marmota. Desde hace días, en esta rueda de hámster que es nuestro barrio, estamos sufriendo una oleada de delincuencia que ha provocado la alarma y la indignación de nuestros vecinos. Enésimo calvario. Una vez más —una de tantas—, debemos poner el grito en cielo para que, quienes tienen el deber de hacer, cumplan con la ciudadanía.

 

Quince vehículos saqueados y destrozados por los cacos en Eugenio Hermoso y Joaquín Rojas Gallardo; dos más entregados a las llamas. Robo en locales comerciales, penitencia habitual de los pocos esforzados empresarios que aún apuestan por estas calles. Moto-coca, tele-coca, hibrid-coca. Atracos a mano armada, intimidaciones, palizas, pedigüeños en cada plaza, en cada calle, en cada metro cuadrado de nuestro parking-alcazaba. Ladrones que ocultan el botín de sus fechorías en los zulos del Campillo, entre papelas, plata y malas hierbas —lo de “musealizar” agujeros acaba en esto, colega—. Y unas cámaras de vigilancia que, a pesar de las siglas, los mantras, las permutaciones de responsables y las quimeras de verbo fácil, jamás llegan. Porque siempre pagamos el pato los mismos, vivimos con miedo. Porque siempre nos mienten, vivimos con miedo.

 

El barrio, para variar, no entra en las estadísticas de la Delegada del Gobierno, ni en la del nuevo mando de la Nacional, que apunta a más de lo mismo, como aquel manido argumento de jueces y leyes que permiten a un señor maleante llevar quince detenciones en este maldito mes negro. Más de lo mismo.

 

Las patrullas mixtas de ambos cuerpos de policía custodian con celo San Francisco, de día, donde las toxicómanas habituales se les chotean en los morros y les llaman de tú, pero cuesta ver la dupla mágica de noche y donde más se les echa en falta. San Lorenzo, San Gabriel, Sepúlveda, Morales, el Campillo, sigue siendo coto privado de diablos.

 

Es duro vivir con miedo, dormir con miedo, salir con miedo, regresar a casa con miedo, temer por los tuyos. Mientras los malos se turnan en la jaula para jodernos la vida —gracias en parte al esperpento normativo que tenemos por ley penal—, los agentes que velan por nuestra seguridad mascullan entre dientes, hastiados de lidiar con la escoria de la sociedad para llevarla de excursión al juzgado de turno. <<¡Hombre, fulano! ¿Otra vez? ¡Cachis en la mar! Multa. ¡Siguiente!>>. Cosas de Kafka.

 

Y así, pasarán los mandos y delegados, los jueces y togados varios, los alcaldes y concejales, las promesas y juramentos, los proyectos y las fotos, pero el miedo, el miedo siempre prevalece. Es normal. La indiferencia jamás asustó al miedo.

 

POR: SOS Casco Antiguo Badajoz