OPINIÓN: Berrea
7 de Septiembre de 2023
Ha llegado ese momento único y mágico a todos los rincones de la sierra, un bramido agudo anuncia que la lucha por el territorio y por las hembras ha comenzado, se inició hace algunos días en torno al veintiocho de agosto.
Él sabe que es el dueño de la dehesa y abandona la mancha donde se siente protegido y busca los calveros, los aceros y las veredas para perpetuar su genética.
Un hilo de luz abre el día abrigado por una temperatura variable.
Pelotas de hembras y crías corretean sin sentido por las explanadas, llenas de encames nocturnos.
Allí se encuentran varios machos de calado, rodeados por alcornoques y encinas que dibujan su hogar desde hace siglos.
Saben que deben luchar y lucharán mientras los bramidos persistentes en el tiempo alertan a los presentes.
Es un momento maravilloso lleno de vida, lleno de todo aquello que nos separa de lo lógico y lo ilógico donde cualquiera queda absorto y admirado por la naturaleza y su belleza infinita entre luces tenues y olores que alimentan la imaginación más exquisita.
Pasan las horas como si fueran segundos, ellos dibujando la vida, nosotros simplemente respetándolos.