OPINIÓN: Disciplina de voto o sumisión

En cierta ocasión tuve una conversación con el histórico regionalista extremeño Pedro Cañada, fundador del partido Extremadura Unida, interesándome por una crónica acontecida en nuestra región extremeña. Concretamente estuvimos hablando acerca del 'Trasvase del Tajo-Segura'. De cómo se fue fraguando en la década de los 70 del pasado siglo, cómo se incumplieron todas las promesas de compensación para los territorios donantes y de cómo se perjudicó principalmente a la provincia de Cáceres (provincia por donde más recorrido tiene este río, apenas riega nada y si riega algo, son los afluentes) condenándola a limitar su regadío y por lo tanto, negándole un desarrollo para satisfacer la opulencia de las zonas receptoras.

Por aquel entonces el citado regionalista era senador y en un acto de lealtad a su tierra se negó a votar a favor del trasvase y se opuso frontalmente a este ultraje hídrico. Pero yo traigo a colación este hecho porque Cañada me confesó que en aquellos tiempos conoció a muchos diputados y senadores extremeños de todas las ideologías que le dijeron que tenían cierta pesadumbre por votar en contra de lo que habían defendido y prometido a sus votantes.

¡Éste es el problema que aquí tenemos, ésta es la tragedia de Extremadura!

Representantes escogidos por el pueblo que en los asuntos verdaderamente importantes le dan la espalda al pueblo que los eligió. Representantes que no defienden los intereses de Extremadura, sino los intereses de sus respectivos partidos. Traidores que se doblegan ante los intereses de sus jefes. Cañada me comparó esto con lo acontecido siglos atrás con los generales lusitanos que traicionaron a Viriato; los indignos felones que se vendieron por unas pocas monedas.

Pues bien, la historia se repite en la actualidad y aquello que se califica como “Disciplina de Partido” hoy en día se aplica a rajatabla y sólo se diferencian de estos hechos del siglo pasado en que ahora ni tan siquiera existe ese remordimiento por parte de los políticos desleales y, por supuesto, ni se plantean un conflicto ético.

Están ocupando su escaño por su partido y siguen a rajatabla lo que el ideario marque en ese momento.

Si para seguir sentado en el asiento hay que pactar con los herederos de asesinos terroristas, se pacta.

Si para seguir gobernando hay que romper la solidaridad entre territorios, se rompe.

Si para seguir en el poder hay que romper el principio de igualdad entre españoles, se rompe también.

Si para seguir viviendo de la mamandurria hay que incumplir la Constitución, se incumple.

Esta es la máxima que tenemos en estos momentos por parte de nuestros gobernantes.

Me gustaría preguntar a los representantes extremeños que obedeciendo la disciplina de partido van a votar a favor del cupo catalán, ¿cómo es posible que estén a favor de esta aberración que permite excluir a Cataluña de la solidaridad inter-territorial para tener más dinero a tenor de su autoproclamada singularidad?

Antes se vendieron por imposición del partido porque pesaban más los votos potenciales de la cuenca Mediterránea que toda Extremadura y ahora por los mismos motivos. Siete votos de Esquerra Republicana y siete de Junts pesan mucho más que los intereses de todas aquellas regiones que no son singulares, o sea que son regiones vulgares.

Otras vez serán bendecidas las aberraciones de Pedro Sánchez , otra vez se llevará una explosión de aplausos de acólitos y socios; y seguramente tratarán de convencernos de que es lo mejor para todos y que todos vamos a salir ganando ¡los independentistas se desviven por nuestro bienestar!. ¡Qué ironía!

Nos podemos ir preparando. Lo siguiente: “El REFERENDUM DE LA ESPAÑA PLURINACIONAL”.