OPINIÓN: El espíritu de la Navidad nos abandona, ¿nos hemos convertido en el Grinch?
Desde pequeños nos venden el cuento de que la Navidad es una época de paz, ilusión, magia, alegría, amor y reencuentros. Y esto, técnicamente, puede ser así dependiendo de cómo cada persona lo sienta, pero, ¿son realmente estas fechas tan idílicas como nuestros mayores nos quisieron hacer ver cuando éramos más peques?
He de decir que siempre he vivido estas fiestas con muchísima ilusión. Adoraba, como todos los niños, levantarme la mañana del 6 de enero (porque en mi casa nunca hemos sido de Papá Noel) y abrir todos los regalos que me habían traído los Reyes Magos. También vivía con mucha intensidad la cabalgata o decorar el salón con el árbol y el Portal de Belén.
Cuando creces, la magia va esfumándose poco a poco. Es como si ese tan citado espíritu de la Navidad fuese saliendo de nuestro interior año tras año, hasta que… ¿Nos deja del todo? ¿Nos convertimos entonces en el Grinch?
Con la adolescencia, el espíritu navideño se convierte en apatía, y durante la edad adulta, en tristeza y nostalgia. Seguro que todos hemos pensado alguna vez “ojalá poder volver a vivir la Navidad como cuando éramos niños”. Pues, déjame decirte, es posible, pues es responsabilidad de cada uno la forma en la que vive estas fechas.
Muchas veces el consumo excesivo, el ritmo acelerado, las prisas y las obligaciones morales, nublan nuestra vista y nos impiden ver el verdadero espíritu navideño: la ilusión.
Creo que todos debemos cambiar un poco el chip y empezar a disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrecen estas fechas tan mágicas y comenzar a ver la suerte que tenemos. La magia del mes de diciembre está en los pequeños momentos, como levantarte una fría mañana de invierno y tomarte un café calentito junto al brasero, en abrazar a un ser querido en la cena de Nochebuena, en esperar con ansias ‘El Gordo’ de la lotería o en ganar la figurita del Roscón de Reyes.
Se trata de buscar momentos especiales que nos mantengan unidos a aquellos a quiénes queremos. Si es la época del amor y de la magia, tratemos de transmitir esas sensaciones tan bonitas a nuestros familiares y amigos. Muchas veces, el mayor regalo de Navidad que le puedes hacer a alguien es un abrazo, o, incluso, tu simple presencia en estos días tan bonitos.
Puede que en Extremadura no tengamos esas Navidades nevadas tan estereotipadas que tanto nos han vendido las películas de la hora de la siesta. Pero lo que sí tenemos es mucha bondad, alegría, sentimiento y tradición para disfrutar de ellas como se debe: con positividad, calor familiar y siempre estando agradecidos por poder vivirlas otro año más con nuestros seres más queridos.
Y recuerda, si estás teniendo unas malas Navidades, siempre habrá un estudiante universitario con siete exámenes a la vuelta de la esquina que estará peor que tú.
¡Feliz Navidad!