OPINIÓN: Extremadura en el límite
Estar en primer lugar en cuanto a los números rojos de la pandemia es algo más que preocupante, no solo por lo que a salud se refiere, sino porque esta sindemia trae aparejada un crisis económica que hunde a un porcentaje muy elevado de la población de nuestra región que ya de por sí sufre una situación de las más graves que puedan darse entre las comunidades españolas.
Que a Extremadura no nos toma en serio la Administración Central no es un tópico, es algo que tiene raíces muy viejas. Sucedía con el viejo caciquismo ancestral y siguió en la posterior etapa de transición, en la que “nuevos caciques democráticos” se plegaban a “Madrid” y esta tierra seguía siendo ese lugar a donde se llevaba lo que otros no querían, o sea, lo esquilmante.
De hecho, parece ser que ahora hay alguna ministra en este “gobierno central izquierdoso” que nos sigue eligiendo para la minería a cielo abierto… Y a lo mejor a esta señora le pasa como a Solchaga con lo de Valdecaballeros…
Actualmente, ante la situación sin precedentes que se nos viene encima, en esta tierra vamos a precisar personas con la lucidez y la firmeza necesarias para afrontar un vendaval que todavía no ha mostrado su cara más trágica. Sé que hay algunos responsables políticos que conocen bien la administración extremeña y tienen capacidad de gestión. Sin embargo, creo que abundan más los que ni la conocen ni están en sus puestos por su formación o eficiencia. ¡Y estos son los que van a tener que afrontar una situación que, creo, será excepcional!
Administrar los fondos europeos que llegan, y los que llegarán (porque esto no ha hecho más que empezar), va a exigir a los responsables políticos imaginación, conocimiento y esfuerzo sin límites, y, sobre todo, una rectitud absoluta, de modo que no sean los buitres que vienen de fuera (y que ya sobrevuelan nuestro territorio) y los que tenemos dentro, los que se lleven (gracias a sus contactos con esos políticos mediocres que se encuentran en muchas instituciones) la parte más importante de esos fondos de los que hablamos.
Sé que tenemos empresarios y emprendedores grandes, medianos y pequeños con creatividad y espíritu de lucha que pueden jugar un papel muy importante en esta nueva etapa de reconstrucción y creación de revolucionarias formas de generar y mejorar novedosos productos y mercados. Pero también sé que los hay acostumbrados a la subvención fácil por la vía del amiguismo (podríamos recordar la lista de escándalos de esos “empresarios favorecidos”…).
La sociedad extremeña tiene que estar atenta a todo lo que ocurra a partir de ahora para ver qué va a pasar con esos fondos y exigir tanto información y transparencia como los cambios esenciales en aquellas instituciones en las que sus responsables no estén a la altura de lo que se requiera para poder superar esta crisis de la que muchos todavía no acaban de enterarse.
Puede que esta sea la ocasión para acabar con las reminiscencias de caciquismo e ineficiencia política que aún quedan en Extremadura y pasar a una etapa en la que los responsables de las instituciones no sean los que imponen los intereses de partido, sino los que demuestren el conocimiento, la capacidad de gestión y la honradez en su biografía.
Preparémonos para encarar una situación que pondrá a prueba a Extremadura y a los extremeños.