OPINIÓN: Qatar, el mundial más corrompido y manchado de los últimos tiempos

No es algo nuevo ver cómo se pone en entredicho la elección de la sede de un campeonato mundial de fútbol, pues desde el primer torneo disputado en 1930 la polémica se ha cernido sobre la FIFA y sus intereses por llevar la copa más importante del mundo del fútbol a rincones que no gustan a todos.

En 1930 fue la elección de Uruguay en lugar de un país europeo -cuna del fútbol- la que originó los primeros rifirrafes; en 1934 o 1978 se celebró en medio de dictaduras -en Italia en el primer caso y en Argentina en el segundo-, las cuales utilizaron el fútbol para blanquear la situación que atravesaba el país; y por último han sido la elecciones de Rusia en 2018 y Qatar para este año las que han llevado de nuevo la polémica fuera del terreno de juego.

Numerosos periodistas y medios especializados en fútbol han destapado la corrupción llevada a cabo para celebrar las citas mundialistas de 2018 y 2022 en Rusia y Qatar. Compra de votos e intercambio de intereses estuvieron a la orden del día cuando ambos países salieron ganadores de la votación celebrada en diciembre de 2010 en Zúrich (Suiza) a pesar de que informes de la propia FIFA mostraban que la candidatura conjunta de España y Portugal para 2018 y Estados Unidos para 2022 eran mejores en diversos aspectos como el deportivo o de infraestructuras.

Según el medio español ‘La Media Inglesa’, de los 24 hombres que eligieron como sede Rusia y Qatar, diez han sido inhabilitados de su cargo por mala conducta mientras que ocho han sido acusados o condenados por corrupción. 

Qatar es un país con poca tradición futbolística -no ha participado en ningún Mundial hasta el de año, en el que participa en calidad de anfitrión- pero con mucha riqueza gracias, entre otras cosas, a poseer la tercera mayor reserva de gas natural del planeta o grandes yacimientos de petróleo. El emirato catarí es dirigido por la familia Al Thani desde la independencia del país en 1971.

Respecto a derechos humanos, Qatar aún mantiene el sistema kafala, el cual es un sistema de explotación utilizado para monitorear trabajadores migrantes, principalmente dedicados a la industria de la construcción o tareas domésticas en países islámicos. Al llegar al país, a los inmigrantes se les retira el visado y se les fuerza a realizar trabajos bajo condiciones casi feudales, por lo que muchos expertos en la materia de derechos humanos califican esta situación de esclavitud moderna.

Según la FIFA, solo tres personas han muerto en la construcción de los diferentes estadios que albergarán el torneo que arranca esta semana, pero la realidad es que medios ajenos a la FIFA, como el periódico inglés The Guardian, elevan esta cifra hasta los 6.500 trabajadores, la mayoría extranjeros provenientes de países como India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Indonesia y Filipinas.

Otro colectivo bastante oprimido en la sociedad catarí es el de la mujer, las cuales siguen estando discriminadas tanto en la ley como en la práctica, ya que hay un sistema de tutela en la cual están ligadas a un tutor varón, el cual debes darle permisos para decisiones como estudiar en el extranjero, recibir servicios de salud reproductiva e incluso casarse -el marido puede pasar a ser el propio tutor tras la celebración de la boda- .

Las relaciones homosexuales entre hombres siguen estando consideradas delito en Qatar, donde según el artículo 296 “conducir, instigar o seducir a un varón de cualquier manera para que cometa sodomía o disipación” e “inducir o seducir a un varón o a una mujer de cualquier

manera para que cometa acciones ilegales o inmorales” pueden conllevar hasta siete años de prisión.

Otros derechos bastante recortados en el emirato qatarí son los de prensa u expresión, así como la existencia de la pena de muerte como castigo para delitos de espionaje, la renuncia a la religión, la sodomía y las relaciones fuera del matrimonio.

A pesar de todo lo señalado anteriormente, Qatar ha conseguido su objetivo de albergar una Copa Mundial de Fútbol de la FIFA, la cual se celebra por primera vez alejada del verano europeo debido a las altas temperaturas existentes en el Golfo durante los meses de junio y julio.