OPINIÓN: Qué guerras y odios
2 de Marzo de 2022
Paul Preston (Liverpool, 1946), historiador reconocido internacionalmente acerca de la guerra civil española acaba de publicar “Franco y los artífices del odio. Arquitectos del Terror” (Madrid, 521pgs) que nos puede servir para entender a los actuales Putin y sus generales junto con los artífices de la comunicación rusos en la nueva guerra apenas vislumbrada.
Y nos puede servir porque el trabajo histórico de Preston, acerca del golpe militar contra la Segunda República española, se centra en analizar el aparato de propaganda con el que Franco señalaba a los culpables que le obligaron a tomar con las armas el estado presidido por Manuel Azaña. Aparato de comunicación y de informaciones falsas muy semejante al actual aparato ruso de propaganda para declarar la invasión, aunque hoy se realiza instantáneamente con el uso masivo de internet en nuestras manos y expertos hackers que lo alimentan. Y aunque hoy lo veamos todo en directo no por eso han cambiado las consignas de odio y de llamamiento a la violencia.
Franco invocó a la historia para deslegitimar a la Republica echando mano de la masonería y el antisemitismo como si aquella fuera a destruir la civilización cristiana ejecutada por masones e izquierdistas en el poder. La denominó “contubernio judeomasonico-bolchevique” y Preston demuestra cómo fueron los escritos y conferencias del teólogo catalán Juan Tusquets, del policía Mauricio Carlavilla y del poeta Jose María Pemán, los cuales se inventaron enemigos imaginarios mediante una propaganda que sin internet hizo que fuera fácilmente asimilable.
Putin ha lanzado su ofensiva de guerra contra el presidente ucraniano Volodímir Zelenski (denominada “operación militar especial” del jueves 24 de febrero) volviendo a recrear fantasmas imaginarios de la historia más reciente europea. A través de la televisión y medios periodísticos rusos, la invasión debía de tener una justificación muy sencilla: “tratar de recuperar Ucrania de las manos de grupos neonazis, fascistas y terroristas”. Para ello incluso mostraban imágenes de “soldados ucranianos con esvásticas”. Para ello asegura que el movimiento nacionalista ucraniano “actúa de la misma manera que los terroristas de todo el mundo: se esconden detrás de la población con la esperanza de culpar más tarde a Rusia por las bajas civiles”. ¿La consigna para la guerra?: hay que “salvar” a Ucrania.
Putin juega con el horror tan presente aun del exterminio judío con un presidente judío que, por su condición, el gobierno ruso aprovecha como una excusa más de confusión; con el odio al “otro”. Y reclama la intervención de las fuerzas armadas de Ucrania a fin de derrocar a un presidente judío que está permitiendo que gobiernen “esta pandilla de drogadictos y neonazis que se instalaron en Kiev y tomaron como rehén a todo el pueblo ucraniano”.
Putin recuerda “que todo esto ocurre por recomendación de instructores extranjeros, principalmente estadounidenses”, y demanda por tanto a la Unión Europea (entrevista, el lunes 28 de febrero, con E. Macron actual presidente francés de turno del Consejo de la Unión Europea hasta el 30 de junio de este año): “reconocer la soberanía rusa sobre Crimea, desmilitarizar y desnazificar el estado ucranio, y el compromiso vinculante de su declaración de neutralidad”. El término “neonazi” pretende tener a la población rusa del lado de la invasión y guerra final contra Ucrania, y el Kremlin culpa a los asesores estadounidenses en ello.
Cierto, que este acontecimiento va a marcar un antes y un después en la historia internacional, que ningún otro conflicto y guerra periférica a Europa ha conseguido. Y lo es porque va más allá de cualquier calculo geopolítico en torno a la energía, y nos retrotrae a una nueva guerra fría nuclear, siglo XXI, que las diplomacias occidentales no han escuchado suficientemente, dando por sentado que la hegemonía mundial solo está en una sola potencia, la estadounidense.
¿Cómo garantizar a Rusia que Ucrania no formará parte de la OTAN, concretamente que no se instalen en la frontera con Rusia armas nucleares? ¿Tendrá Europa un papel diplomático en ello sin llevarnos a un aumento en los presupuestos de armamento y defensa? ¿Alemania, Suecia y Suiza han roto su tradición pacifista desde la segunda guerra mundial? ¿Se podrá evitar que la OTAN siga instalando armamento en toda Europa? La sociedad europea no debe permitir la creación de un Europa ni militarizada ni con más centrales nucleares como coartada militar.
Y mientras tanto Rusia amenaza con recordar su arsenal nuclear en un momento en que ya no existe el Pacto de Varsovia. El Kremlin afirma que EEUU quiere usar las armas nucleares contra Rusia. China, como potencia emergente rival, se mueve con sigilo y cautela hacia la creación de un nuevo orden mundial actuando e interviniendo económicamente en todos los países de mundo. Por supuesto se opone a que la OTAN se amplie, y ya hoy no ve con malas perspectivas la invasión de Crimea en 2014, cuando entonces defendía el principio de “la defensa de la inviolabilidad de la soberanía nacional y de la integridad territorial “. ¿Será China el salvavidas a las restricciones económicas impuestas? ¿Provocará esto aún más la unión, un frente común, entre Rusia y China en pos de un liderazgo mundial de nuevo cuño?
¿Qué guerras y odios seguirán imponiéndonos entre unos y otros?
Todo apunta a la toma definitiva de Kiev la capital, lo cual impactará en las recientes negociaciones en la frontera con Bielorrusia.
La conspiración mundial contra Rusia así lo exige: “Ucrania estaba llevando a cabo un genocidio y Putin liberará a su pueblo”. Y el Kremlin lo dejó muy claro, tres días antes de la invasión, al reconocer la independencia de las dos regiones del este de Ucrania (Donetsk y Lugansk) y enviar “tropas de paz” (¿?) con la pretensión de frenar la adhesión de Ucrania a la Unión Europea.
Regiones como Donbass donde vivían pacíficamente rusos y ucranianos, desde 2014 se han convertido en ciudades de combate permanente en la frontera. Es muy recomendable ver la película del director bielorruso Sergei Loznitsa ( “Donbass, 2018) sobre esa ocupación a muerte con enemigos imaginarios que recuerdan otros lugares en Belfast por ejemplo; cuando la propaganda es presentada como verdad, y se descubre como el odio y el desprecio van configurando grupos violentos y respuestas populares de un “viva la muerte” que jamás pueden volver a repetirse.
"Por parte de la OTAN y de EE.UU. no le han dado las posibilidades a la paz, a la negociación y a la diplomacia, de encontrar una situación a este problema, y este problema tenía solución diplomática”. (Ignacio Ramonet. Director del Monde Diplomatique en español).
La complejidad de una zona tan alejada como Ucrania, y tan cerca, sin embargo, es posible trazarla en su historia y alcance con la publicación “Para comprender Ucrania” (Cuadernos de Geopolítica. Le Monde Diplomatique en español) de 2014, el año en que Putin se anexionó la península de Crimea y donde como respuesta, solo le impusieron medidas económicas.