OPINIÓN: Sobre la fusión de Don Benito y Villanueva
Desde hace unos días, la noticia de la fusión de Don Benito y Villanueva nos viene sorprendiendo y absorbiendo a la vez. A los que propiciamos ese intento hace 40 años nos trae recuerdos inolvidables de aquella iniciativa fallida que algunos vivimos intensamente y sobre la que les hago un resumen esquemático:
Estábamos al principio de la transición y de la creación de la comunidad autónoma de Extremadura. Había dos alcaldes, uno acomplejado y otro muy sobrado, con escasa experiencia política ambos, que no supieron pilotar un proyecto tan ambicioso. El de Don Benito lo planteaba como un doble juego en el que su ciudad absorbería a la otra, por lo cual aquello estaba condenado al fracaso. Siento que ya no esté con nosotros Mariano Gallego, quien podría avalar lo que les digo, ya que a los dos nos tocó luchar a fondo por sacar adelante aquel proyecto en el que creíamos no sin cierta ingenuidad. Hoy las cosas han cambiado mucho y el tema parece más viable, sin que ello quiera decir que no habrá dificultades importantes que superar.
Para empezar, hoy lo impulsan dos alcaldes con gran experiencia y poder político que lo han hablado entre ellos tranquilamente, y, supongo, compartido con otras instituciones importantes de la región. También tenemos en la presidencia de la Junta de Extremadura a una persona dialogante, pragmática y de gran experiencia política que favorecerá ese proyecto si se ve que es viable y está apoyado ampliamente por ambas poblaciones. Y, seguramente, ahora puede ser compartido por todo tipo de entidades y asociaciones de las dos ciudades que, en otros tiempos, eran manipulables y estaban a la greña.
No creo mucho en los informes académicos sesudos, escritos casi siempre desde la perspectiva de la economía convencional, esa que tendrá que revisarse en los momentos de cambios importantes que se van a producir tras la pandemia. Ni es el enfoque económico que ha prevalecido hasta hoy el que debe guiar prioritariamente ese diagnóstico, como parece traslucirse de lo que nos están comentando. Ello no quiere decir que no sea importante tenerlo en cuenta, aunque, si el proyecto avanza, tendrán que realizarse nuevos estudios que completen la perspectiva desde la que deba llevarse a cabo.
La próxima semana espero hablar con los alcaldes de dichas ciudades y escuchar sus argumentos acerca de esta empresa tan ambiciosa que, en esta ocasión, parece que reúne mayores posibilidades de éxito que en el intento que hicimos hace 40 años.
En el Cuaderno Extremeño, donde participamos diversos autores de Don Benito y Villanueva, intentaremos estudiar esta iniciativa con mucho interés y aportar nuestras propias conclusiones, respetando los análisis y reflexiones que puedan hacerse en otras instancias.
Por ahora, bienvenido sea este proyecto que podría ser muy interesante para la zona, y nuestra felicitación a los dos alcaldes, que se están planteando el proyecto con la serenidad, generosidad y profundidad necesarias para que pueda superar con éxito las difíciles barreras que tendrá que sortear hasta convertirse en una realidad.