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OPINIÓN: ¿Para qué seguimos manifestándonos?

Plataforma 'No al Muro' de Navalmoral de la Mata

27 de Mayo de 2024

OPINIÓN: ¿Para qué seguimos manifestándonos?

 

En primer lugar, nos manifestamos como resistencia activa pacífica ante un proyecto destructor de la ciudad donde vivimos. Lo hacemos porque siempre nos queda la palabra solidaria que es banderola de la dignidad de un pueblo, y la ética de quienes seguimos defendiendo el bien común. Aunque nos toque el papel de David, el débil, frente a un ministro Óscar Puente que, sin embargo, a diferencia de los demás ha manifestado que el soterramiento se tendría en 5 años.

 

¿Qué tiene que ocurrir, entonces?

 

Seguir apelando a los gestos, voces y palabras que de manera rotunda siguen reclamando al ministro Óscar Puente el diálogo que tanto solicita por doquier. No por Twitter, pues es fácil borrar al que no interese, sino en la reunión técnica e institucional que de manera urgente hemos vuelto a pedir en las calles.

 

La necesidad de un modificado no paraliza la línea Madrid- Badajoz prevista para el 2030 (¿2032?) pero sí respeta el futuro y la necesaria cohesión social requerida para todo el siglo donde tanto el cambio climático como el respeto a la salud humana son primordiales. El proyecto que cabe en la ciudad de Navalmoral debe mitigar y superar nuestras tristes particularidades, o no tendremos futuro.

 

Tenemos derecho a una reacción moral una vez visto que ni siquiera los incumplimientos normativos del proyecto en superficie (el del muro) hacen que seamos escuchados para que se puede modificar el proyecto, y no retrasar.

 

¿Cómo no vamos a seguir manifestándonos frente a los pocos intransigentes (nombres y siglas que ni siquiera aquí queremos repetir) que aún se atreven a decirnos que renunciemos a la palabra?

 

Seguimos en defensa del modelo de ciudad sin muro (tampoco aquí queremos recordar todos los muros que sangran por doquier) porque tenemos razones y argumentos suficientes mientras ya estamos comprobando como se elimina parte del patrimonio histórico de la ciudad (ni siquiera hace falta volver a señalarlo). ¿Quién se va atrever a incluir todo lo destruído con graves incumplimientos normativos cuando toque aprobar el nuevo Plan General de Urbanismo?

 

Sí, nos queda la palabra y la memoria suficiente para seguir manifestando, de maneras diversas y continuas, que el proyecto con túneles para peatones y vehículos asola la dignidad humana de todos lo que vivimos en Navalmoral.

 

Nos seguimos manifestando porque es lo único que podemos compartir como moralos y moralas, se asista, o no, con, o sin, la presencia física en las calles. En cuanto que la mayoría de la población apoya el soterramiento, aunque dadas las circunstancias de la obra a algunos les empieza a “dar igual”. Es de entender el desánimo, pero no el debilitamiento moral para seguir exigiendo que “así no”. En Navalmoral no hay una pasividad generalizada. Simplemente hay desazón que provoca no querer más tensiones.

 

¿De verdad nos preguntamos por la utilidad de seguir con las concentraciones y manifestaciones?

 

Navalmoral de la Mata es una ciudad pequeña, y sin embargo de las más importantes en Extremadura. Una ciudad que, siempre ante las injustas amenazas urbanas y a la convivencia social, ha respondido mayoritariamente. Por ejemplo, ante la demanda de un hospital nuevo, ante la amenaza del cierre de su radio, o ante el cierre del paso a nivel del barrio de la Paz.

 

Una comunidad pequeña que siempre ha defendido lo suyo para no llegar a ser inquilina en su propia ciudad. La propia línea del tren, desde su implantación siempre ha creado a su alrededor un dinamismo de viviendas y de espacios públicos que hoy están amenazados. Es cierto que desde las dos últimas crisis (de la construcción del 2010 y de la pandemia del 2020) hemos estado ocupados en solucionar problemas personales y de salud importantes que tal vez nos ha vuelto un poco conformistas y desolados. Pero cualquiera se da cuenta de que solo el soterramiento de las vías puede integrar vidas y economías.

 

¿Por qué no vamos a soñar con volver a ser una comunidad que no quiere un modelo de ciudad murada, dividida, con las relaciones humanas bajo tierra, y sí con un bulevar que impulse nuevas y esperanzadas iniciativas como siempre hemos hecho al paso del tren?

 

Soterrar las vías implica crear nuevos desplazamientos en bicicleta, nuevos espacios verdes junto a la marcha a pie y que hagan permeable todo el conjunto urbano a fin de que los que no visitan a diario lo tengan fácil, y se favorezca un transporte público colectivo, así como los aparcamientos necesarios.

 

¿Quién nos va a impedir seguir denunciando en las calles que el muro discrimina a las personas según la zona, poder adquisitivo, capacidad de movilidad, sexo o edad?

 

Las simulaciones en forma de fotos de diseño que tiene el proyecto, con muchos pajaritos y plantitas verdes pintadas en el muro, es vender el engaño de que la nueva comodidad del muro no nos hará vivir divididos y que movernos con largas distancias bajo vías favorecerá la convivencia. Y mientras la obra sigue invadiendo, mutilando y destruyendo, que de ser soterrado

 

¿Qué expectativas hay para la modificación del 1,5 km del total en obra?

 

Por nuestra parte, seguimos pidiendo, exigiendo compromisos dados: que el alcalde de Navalmoral Enrique Hueso, la presidenta María Guardiola, el consejero Manuel Martín, no se conformen, al igual que lo estamos haciendo la ciudadanía morala y de las comarcas vecinas. Que se muevan, que sueñen, que se presenten en el despacho del ministro más allá de los intereses partidistas. El apoyo de la nueva mesa técnica de expertos para las infraestructuras en Extremadura es el mejor equipo para ello. Aunque sabemos que no es fácil, Navalmoral se merece un futuro sin muro.

 

¿Quién nos va a impedir seguir reclamando, que el bulevar es la columna vertebral de una nueva ciudad como nunca hubiéramos soñado?