¿Quién ganó el debate?

Seguramente ésta es la pregunta que todos ustedes escucharán a lo largo del día de hoy. Tras más de cuarenta y ocho horas con la vista puesta en dos debates electorales, el celebrado por RTVE y el de Atresmedia, el peso informativo de los medios nacionales gira entorno a este encuentro de los cuatro candidatos a la presidencia del Gobierno.

Pero lo cierto es que previo a su celebración, los candidatos jugaron electoralmente con estos debates. Cataluña, Junta Electoral, Vox, Puigdemont… todo un coctel molotov que hizo que Sánchez rectificara el pasado jueves y decidiera acudir al debate de Atresmedia. De esta forma, los cuatro candidatos se verían las caras en dos ocasiones en menos de veinticuatro horas.  

Cuando parecía que los candidatos habían jugado todas sus cartas en el debate de TVE, éstos se guardaban un As en la manga. Anoche se volvían a enfrentar en el plató de Atresmedia donde continuaron con la estrategia del día anterior pero reforzando aquellos puntos débiles.

Y es que estos debates están siendo muy utilizados por los partidos sobre todo para dirigirse a ese porcentaje de ciudadanos indecisos. El 41% de los votantes confirma que no ha decidido todavía a qué partido confiará el gobierno de los cuatro próximos años, problema que se suma a la preocupación de los partidos por la abstención de otra buena parte del electorado.

Algunos medios de comunicación realizan encuestas sobre el ganador de estos encuentros, aunque lo cierto es que estas muestras no son demasiado relevantes puesto que el lector votará en aquellos medios que sigan la línea editorial que el votante busque.

Convencidos o no, lo cierto es que a cuatro días del 28 de abril, todavía es impredecible lo que va a suceder. Las encuestas vienen dando como ganador a Sánchez desde hace meses atrás, pero la situación actual es diferente. Ya no basta con ser la lista más votada, ahora son necesarios los famosos pactos que incluso en regiones tradicionalmente socialistas han hecho desbancar al partido de Sánchez y colocarse a la derecha como es el caso de Andalucía. Todo está en el aire y por eso los partidos llaman a sus votantes a acudir a las urnas el próximo domingo.

Lo vivido ayer fue un debate más tenso que el de RTVE, con numerosos encontronazos protagonizados en buena parte por Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Éste acusó a Sánchez en varias ocasiones de pactar con el independentismo, pero también se enfrentó a Casado en asuntos como los impuestos, la eutanasia o el aborto.

Si bien el candidato del PP, Pablo Casado, participó de una manera más activa en el debate de Atresmedia que en el del día anterior. En sus intervenciones aprovechó para destacar los logros conseguidos por el gobierno del PP durante la época de Aznar y Rajoy y acusaba a Sánchez de la caída de los indicadores macroeconómicos.

Sin embargo, el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, actuó en varios momentos como moderador del debate y defendió a Sánchez de algunos ataques de la derecha como por ejemplo cuando le llamaron amigo de terroristas, algo que para Iglesias, estaba fuera de lugar.

Además, apelaba al cumplimiento de la Constitución y se acercó más que el día anterior a sus votantes. Iglesias volvió a hacer hincapié en las cloacas del Estado y en el poder de los bancos pidiendo así el voto a la izquierda para crear una nueva historia.

Por su parte Pedro Sánchez reconoció que no entraba en sus planes pactar con Ciudadanos. Y es que al líder socialista no le quedaba más remedio que posicionarse ante la pregunta que Iglesias le realizó en más de tres ocasiones durante los dos debates. El socialista advirtió también que tanto PP como Cs no tendrán reparo en pactar con la ultraderecha y repetir el pacto andaluz por lo que llamo al voto a sus simpatizantes para que esto no vuelva a ocurrir en España.

¿Ganó algunos de los candidatos el debate? Para contestar a esta pregunta primero habría que analizar los criterios para hacer ganador a uno de ellos. ¿Más tiempo de intervención? ¿Más reproches? ¿Más promesas? ¿Más mentiras? ¿Más medidas? Una pregunta muy personal cuya respuesta va unida a la ideología política de cada uno.