Arte, reflexión e investigación. Protagonistas de la 4ª edición de Micro-residençias artísticas

La Asociación Cultural y Juvenil Sambrona de Albuquerque puso final a la cuarta edición de Micro-residençias artísticas este mes de septiembre, centrándose en el proceso artístico de pensar en el momento, en el presente. “Los procesos y las personas van irremediablemente de la mano, y con ellas vamos a entender distintos tiempos y momentos que nos han llevado hasta aquí” informan.

A pesar de que la etapa de residencia ha terminado, el proceso de creación continúa, trasladando a otros espacios la reflexión e investigación desarrollada durante su estancia en la localidad.

Durante la residencia artística, la Asociación Cultural y Juvenil Sambrona organizó para las artistas residentes Mireia Pons, Helena Freiria y Carlota Miralbell, un conjunto de actividades. El Colectivo Cala, más concretamente Taller Educación en Valores Alternativos (EVA) organizó unos talleres de concienciación de sentimientos y herramientas para la resolución de conflictos que aportó a las artistas formas de trabajar desde sus pensamientos y sentimientos con ellas y con las personas que les rodean.

Durante la segunda semana realizaron actividades con la comisaria Manuela Pedrón, del Colectivo Jaime y Manuela, donde guiaron a las artistas residentes a través de sus trabajos realizados anteriormente, como su experiencia en el Centro de Creación Matadero (Madrid) como educadores.

Además de contar con estos profesionales, pedagogos y comisarios de arte, dentro de la residencia artista se contaba con un espacio de encuentro para vecinos. En este espacio, llamado ‘Disidencias’, plantean realidades de personas que no son visibilizadas. Este año, la temática que han abordado ha sido en relación a la mujer rural con el tema de ‘Invisibilidad dentro del mundo rural’, poniendo así en relación a los diferentes trabajo que habían realizados las artistas previamente.

“El final de la residencia supone el punto y proceso desarrollado por las tres artistas que se han atrevido a ejecutar un trabajo cuidado e íntimo, que han ido construyendo a través de las diferentes relaciones, que de una forma espontánea, se han ido creando recorriendo la localidad y conociendo a sus vecinos y vecinas, también alimentado por los talleres y conexiones anteriormente comentadas” subrayan.

La exhibición compartida que mostró los procesos creados en Micro-residençias artísticas tuvo como final una instalación artística. Construir una cabaña y convertirlo en el tema de conversación de los vecinos y vecinas que aún viven en el barrio medieval de la localidad.

Ellas son también las protagonistas de la intervención en la antigua torre defensiva del perímetro amurallado que aún resiste de la fortaleza del Castillo de Luna. “Era espacio de ajusticiamiento, un lugar de encuentros azarosos o no tan azarosos de romances y amores imposibles…, ahora en un eventual espacio transformado para el compartir desde lo íntimo y lo personal”.

“Mientras la población de Albuquerque continúa en fiestas y el eco de atracciones, casetas y canciones retumban más allá de la torre. Pero, algo está contracorriente, late y está presente”. Concluye así la residencia artística dándole cabida a los cuidados en todas sus formas y ofreciendo otra visión del arte no tan visualizada y siendo Micro-residençias Artísticas un espacio donde se le da espacio a toda manifestación artística “no buscando la economización del arte, sino buscando encontrar reflexiones y críticas en un entorno rural que da alternativas muy diversas, intensas y radicales”.