Cómo conseguir una piel hidratada y luminosa en invierno
27 de Febrero de 2025
El invierno puede ser una época maravillosa para disfrutar de actividades en paisajes nevados o del calor del hogar con una buena película. Sin embargo, no se trata de meses ideales para nuestra piel, pues las bajas temperaturas, el viento frío y la calefacción artificial pueden afectar la barrera cutánea, dejándola seca, áspera e incluso irritada. En este artículo te enseñamos a disfrutar de todas las cosas buenas que trae el invierno con el cuidado adecuado para tu piel. Te damos algunos consejos prácticos para conseguir una piel luminosa en invierno y mantenerla en su mejor estado.
Hidratación y más hidratación
La hidratación es clave para mantener la luminosidad de la piel en invierno. El aire seco y frío, junto con la calefacción interior, elimina la humedad natural de la piel, lo que puede hacer que se vea opaca y deshidratada. Para combatir esto, es esencial usar una crema hidratante rica que forme una barrera protectora y ayude a retener la humedad. Busca productos que contengan ingredientes como ácido hialurónico, glicerina y ceramidas, como las cremas Payot para pieles maduras, que ayudan a mantener la hidratación de la piel de manera efectiva.
Además, no olvides hidratarte desde adentro. Beber suficiente agua es crucial para mantener tu piel bien hidratada, incluso cuando no sientes tanto calor. También puedes optar por infusiones de hierbas o caldos para complementar la hidratación.
Exfoliar regularmente
Para restaurar la luminosidad y favorecer la renovación celular, es importante exfoliar la piel de forma regular. Utiliza exfoliantes suaves, preferiblemente en forma de cremas o geles, para evitar irritaciones. Exfoliar una o dos veces por semana ayudará a eliminar las células muertas y permitirá que los productos hidratantes penetren mejor en la piel. Si prefieres una opción más natural, puedes probar exfoliantes caseros con ingredientes como azúcar, miel o avena, que son suaves y nutritivos para la piel.
Protección solar incluso en invierno
Aunque los días de invierno suelen ser grises y nublados, los rayos UV siguen afectando nuestra piel. De hecho, el reflejo del sol sobre la nieve puede aumentar la exposición a los rayos solares. Por esta razón, es fundamental seguir utilizando protector solar incluso cuando el clima sea frío. Elige un protector solar con un factor de protección de al menos SPF 30, aplicándolo generosamente cada mañana antes de salir. El uso diario de protector solar no solo previene el daño causado por el sol, sino que también ayuda a mantener la piel luminosa y joven, evitando la aparición de manchas y signos de envejecimiento prematuro.
Aceites para nutrir la piel
Los aceites faciales y sérums ricos en antioxidantes son aliados perfectos para conseguir una piel luminosa. Los aceites como el de rosa mosqueta, jojoba, argán o el aceite de almendras son excelentes para restaurar la elasticidad y suavidad de la piel. El sérum, por su parte, es ideal para tratar problemas específicos, como la falta de luminosidad. Busca productos que contengan vitamina C, que ayuda a unificar el tono de la piel, combatir los radicales libres y promover la producción de colágeno, dándole a tu rostro ese brillo saludable que deseas.
Mantén húmedo el ambiente
La calefacción tiende a reducir la humedad del aire, lo que agrava la sequedad de la piel. Para contrarrestar este efecto, considera usar un humidificador en tu hogar, especialmente en el dormitorio. El aire húmedo ayuda a mantener la piel hidratada durante la noche, lo que facilita su regeneración mientras duermes.
Además, asegúrate de no tomar duchas extremadamente calientes, ya que el agua muy caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel. Opta por duchas tibias y limita su duración para evitar la deshidratación de la piel.
Buena alimentación e hidratación desde dentro
Durante el invierno asegúrate de incluir alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, como los encontrados en el pescado, los frutos secos y las semillas, que ayudan a mantener la barrera cutánea intacta y a evitar la sequedad. Además, no olvides consumir alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras de colores vibrantes. Los antioxidantes ayudan a combatir los daños ambientales y a mantener la piel luminosa, fresca y saludable. Las frutas cítricas, las zanahorias, los tomates y las espinacas son ejemplos perfectos de alimentos que alimentan tu piel desde adentro. Beber mucha agua diariamente también ayudará a mantener tu piel hidratada y luminosa.
Cuida tus manos y labios
El frío extremo afecta especialmente las manos y los labios, dejándolos resecos, agrietados y dañados. Para mantenerlos suaves y protegidos, utiliza bálsamos labiales y cremas para manos que contengan ingredientes emolientes como la manteca de karité o el aceite de oliva. No olvides usar guantes cuando salgas al exterior, especialmente si el clima es extremadamente frío.
Tampoco debes olvidarte del cuello y el escote, son zonas olvidadas en nuestra rutina de cuidado de la piel, pero son áreas que también sufren de sequedad e irritación en invierno. Aplica crema hidratante y sérum en estas áreas, y asegúrate de protegerlas del frío al salir.
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